sábado, 14 de agosto de 2021

PLATÓN Y SUS CIRCUNSTANCIAS


 

Arturo Bustamante

La integridad con que la Weltanschauung platónica aun hoy nos complace no es ajena a las circunstancias en que se desarrolló. Del propósito original de convertirse en poeta, Platón devino en filósofo por mor del conocimiento y seducción intelectual y moral que Sócrates ejerció en su alma. Su vocación política fue sometida a los vaivenes y frustraciones que trajo su tiempo en Atenas y en la Magna Grecia (Siracusa).

Transita de su vocación estética hacia el pensamiento filosófico en la búsqueda de la verdad y del Bien como desiderátum de la existencia, ingresando en el ámbito del ideal de Justicia y de la organización política. La República transcribe en la voz de Sócrates su desdén por las artes imitativas en razón de que no alimentan a los imperativos pedagógicos del Estado que Platón funda en las virtudes de la sabiduría, la valentía, la moderación y la justicia. (427e). El símil que describe un orden descendente en la creación artística, desde la idea propia del dios (¿Demiurgo?, “productor de naturalezas”), pasando por el artesano que reproduce los modelos, el pintor que imita y engaña a los sentidos, llega a que todo arte mimético está lejos de la verdad (598a). Peor aún, la poesía es capaz de dañar el alma pues sus hechizos inducen a la molicie, a lisonjear el carácter ante el dolor, a perder la vergüenza ante el ridículo, a exacerbar las pasiones. (606a-e).

Otro camino señala Platón en la educación del Filósofo Rey, justo y sabio. Además de templanza en la gimnasia y armonía en la música, matemáticas y dialéctica en el intelecto, todo aprendizaje – que es reminiscencia de virtudes ínsitas en el alma - (Sedley, 2017), se disecciona ontológicamente en un mundo de puro ser, inteligible y otro de puro devenir, sensible. Lo enseña en tres alegorías ilustrativas. La del Sol, que ilumina lo visible asimilado con el Bien que ilumina a las Ideas y a la Inteligencia (nous) del alma. Sol nutricio, Bien, causa del ser de las Ideas. Se esquematiza en la de la Línea, que distingue en el conocimiento un segmento corto de la opinión (doxa), que separa sombras e imágenes (eikasia) y objetos sensibles y creencias (pistis). Otro largo que forma la episteme (lo inteligible) y comprende la dianoia (razonamiento matemático) y la noesis (razón intuitiva y la dialéctica). El mito de la caverna, (517a –ss) dramatiza la ascensión del prisionero, desde las sombras proyectadas de la ignorancia y la ficción hacia la luz del Sol, del conocimiento y del Bien. (517 b). La incredulidad de sus colegas acostumbrados a la realidad putativa de las sombras refleja lo que I.M. Crombie señalaba, “son las más fáciles de mirar”. (Crombie, 1979). La ontología platónica conduce pues, a la sentencia socrática de que “…en el alma de cada uno hay el poder de aprender y el órgano para ello”. (518c).

¡O tempora! ¡o mores! Platón es pasto de sus circunstancias. Hans-Georg Gadamer refería a Goethe que razonaba, “…Quien filosofa no está conforme con las concepciones de su mundo pasado y contemporáneo: así, los Diálogos de Platón a menudo se dirigen, no solo hacia algo  sino también contra algo”. (Gadamer, 1985). En tanto en la poesía imitativa se destila otra cosa que no el Ethos ideal y en la sociedad reina la injusticia y la tiranía, Platón se insilia en la Academia. En la discordia entre filosofía y arte opta por la búsqueda de la Verdad, el Bien y la Justicia en el discurrir socrático.

En tiempos en que la dialéctica se resuelve en ciento cuarenta caracteres y el Ágora se trasviste en homéricas polémicas en el bar, me nace acudir en auxilio de Platón invocando – oh, contradicción – a un poeta: “…del hampa que sacia su canallocracia/ con burlar la gloria, la vida, el honor,/ del puñal con gracia,/¡líbranos, Señor!”. (Darío, 1969).

 

Referencias

CROMBIE, I.M., (1979) Análisis de las doctrinas de Platón, Vol I. Alianza Universidad, Madrid.
DARÍO, R., (1969) Letanía de Nuestro Señor Don Quijote, Cantos de Vida y Esperanza. Poesías y cuentos, Ediciones Zeus, Barcelona.
GADAMER H.G., (1985) Plato und die Dichter. Gesammelte Werke, J.C.B. Mohr (Paul Siebeck), Tubingen.
SEDLEY, D., An Introduction to Plato’s Theory of Forms.
Recuperado de https:/www.cambridge.org/core. University of Western Ontario, el 20 Ene 2017 a las 14:17:32. Traducido por Adrián Castillo en Jul 2021.

 

jueves, 9 de julio de 2020

SI ES INJUSTA NO ES LEY



Un artículo de hace cinco años despedía a Juan Carlos De Zan y lo presentaba como un “teólogo del Tercer Mundo”. “Carlos se nos fue cuando sus sufridos pulmones dijeron basta” dijo Vitín Baronetto en un homenaje de la revista Tiempo Latinoamericano (Mayo de 2015, Nº 99, Córdoba, Argentina). Y agregaba: “Pero sus palabras, el resultado de sus largas meditaciones y estudios profundos, son el rico legado que nos seguirá acompañando, para animar ahora como hace más de cuarenta años las búsquedas de quienes se comprometen en la lucha por la libertad y la justicia” (Baronetto, 2015: pág. 56). El libro recién pude encontrarlo en Montevideo a fines del 2019 en una librería de la Avenida 18 de julio.

Originado en su labor como investigador de Santo Tomás y Francisco Suárez, declara el autor de La propiedad privada: ¿Derecho Natural? que “el presente trabajo pudo ser titulado Santo Tomás, los Sacerdotes para el Tercer Mundo y la Propiedad Privada” (De Zan, 2012: pág. 31). Nacido en 1928 en la Provincia de Entre Ríos, Argentina, Juan Carlos De Zan defendió su tesis doctoral en la UCA (Buenos Aires) en 1970, luego de haber cursado estudios en la Universidad Gregoriana de Roma. Fue rector de Colegios Universitarios de Paraná y su especialidad académica era la Antropología Teológica.

Inspirador y partícipe del movimiento Sacerdotes para el Tercer Mundo, a comienzos de la trágica década de los años 70 la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina acusó a aquel grupo de apartarse de la doctrina social de la Iglesia, identificándolo como socialista y negador del derecho natural que prescribiría la propiedad privada de los bienes, incluyendo a los medios de producción. La respuesta del movimiento fue tan contundente e inesperada, que el Episcopado optó por el silencio. La respuesta de los Sacerdotes para el Tercer Mundo consistió en afirmar, entre otras cosas, que “Ni para los Padres de la Iglesia, ni para Graciano, ni para Santo Tomás de Aquino, ni, sin los debidos matices, para el propio León XIII, el así llamado derecho de propiedad es derecho natural”. Con mayor precisión aún proseguían: “Muy por el contrario, para Graciano, para Santo Tomás, y aún para León XIII, el derecho natural en esta materia es la destinación universal de los bienes para todos los hombres” (De Zan, 2012: pág. 30).

El propio De Zan en su libro va más allá: “Hoy es subversivo afirmar que el derecho no solo a los bienes de subsistencia sino a los medios de producción, es un derecho que compete a todo hombre; y que sólo es legítima aquella propiedad que ‘no prive’ a otro de este derecho radical” (De Zan, 2012: pág. 32).

En tiempos en que se intenta imaginar un mundo que no sea mucho más injusto después de la pandemia de lo que era antes; en una etapa histórica y global en la que se discuten los fundamentos que legitimen políticas como las de limitar las rentas máximas, o suministrar rentas básicas universales o ingresos mínimos vitales, parece un aporte ineludible el que se encuentra si uno acude a las heterogéneas pero esenciales fuentes rastreadas por la erudición de Juan Carlos De Zan. Veamos algunas de ellas.

“El pan que te sobra es el pan del que tiene hambre; del desnudo es el vestido que guardas en tu ropero” decía San Ambrosio. Y De Zan apunta: “Santo Tomás y la tradición (en concreto: Basilio, Ambrosio, Agustín, Rufino y Graciano) son mucho más cáusticos en esta dirección: califican simple y decididamente de ‘violencia’ a esta sustracción de lo necesario para muchos en favor de la opulencia de algunos” (De Zan, 2012: pág. 411). Al parecer, Santo Tomás se apoyaba en San Agustín para afirmar que una ley que no es justa no es una ley: “Cuando el legislador agrava desigualmente las cargas de la multitud, aunque ello sea con la intención de servir al bien público, (establece) un tipo de ordenación que hay que calificar no de ley, sino de ‘violencia’; porque como dice San Agustín (…) no se puede hablar de ley cuando se trata de algo injusto” (De Zan, 2012: pág. 412).

El lector no debería dejarse aturdir por las 86 páginas de notas bibliográficas (545 a 631) ni intimidarse por los rasgos de estilo del autor, plagado de citas en latín, de párrafos pesados y rotundos como los golpes de un arma medieval. Porque, en realidad, no hay ninguna frase de más en esta obra sólida, de gran rigor académico aunque escrita con pautas de redacción que parecen anteriores a los años 70 (exceptuado quizás el sobrio post scriptum fechado en 2009). Agreguemos algunas joyas más de Propiedad privada: ¿derecho natural?
Con base en Tomás de Aquino, como casi siempre, en una interpretación muy distante de otras que se han amplificado mucho más, De Zan explica que hay criterios razonables para preferir la guía de la multitud en la marcha hacia la convivencia social y no la opinión de las jerarquías políticas. Según Santo Tomás: “Vale más el consentimiento de todo un pueblo que la autoridad del príncipe que no tiene potestad de dictar leyes sino en cuanto obra como representante de la multitud. No es facultad de las personas (o grupos) particulares el dictar una ley, sino del propio pueblo que es capaz de dictarse sus normas”. Para comentar ese pasaje, el autor lanza una exclamación poco habitual en los usualmente adustos textos académicos: “¡Oh Dios! ¡Cuántos siglos antes de Juan Jacobo Rousseau! ¡Medio milenio!” (De Zan, 2012: pág. 528).

Claro que la perspectiva del autor no consiste en decir que los cristianos no puedan aceptar un sistema social basado en la propiedad privada. Se trata de entender algo mucho más profundo. Por ello De Zan acude a Paulo VI y sostiene: “la propiedad privada es un hecho que los cristianos no podemos sacralizar”. También se afirma en la misma página en Pío XII para decir que “al capitalismo que se arroga sobre la propiedad un derecho ilimitado, sin subordinación alguna al bien común, la Iglesia lo ha reprobado como contrario al derecho natural” (De Zan, 2012: pág. 529).

Quienes tuvimos el tesón de recorrer estas arduas páginas, sin la afinidad o la predisposición favorable que podría otorgar alguna convicción religiosa, culminamos la tarea gratamente sorprendidos al leer que “para el teólogo mayor de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, el criterio que debe inspirar y guiar (…) es fundamentalmente la experiencia y la conciencia del pueblo que es capaz de alcanzar y dictarse sus propias normas”. Y no puedo menos que confesar que mi satisfacción mayor la obtuve al leer la última página de esta magnífica obra, cuando el Inca Yupanqui en su condición de “inca, indio y latinoamericano” increpa al Rey de España diciendo: “Señor, un pueblo que oprime a otro no puede ser libre” (De Zan, 2012: pág. 531).


De Zan, Juan Carlos (2012). Propiedad privada: ¿derecho natural? Desde los estoicos a Santo Tomás de Aquino. Buenos Aires: Editorial Biblos.  Reseña publicada originalmente en Courtoisie, Agustín (2020). "Teología y sociedad", en Revista Relaciones 434, Montevideo, Julio de 2020, pág. 25.

martes, 31 de diciembre de 2019

EL ARTE LO EXPLICARÁ MEJOR



No vale la pena pasar raya con el año que se va.

No solamente porque los procesos no se detienen o retoman la marcha según nuestros almanaques sino porque es difícil determinar cuándo se abrió esta ventana de la historia en curso que reveló una nueva vuelta de tuerca del horror y los espectáculos más siniestros del planeta.  

No es solo el neo colonialismo de las grandes potencias mundiales. Es el cambio cultural, es la ausencia de movimientos firmes por la paz, es Cambridge Analytica. Va mucho más allá de las fake news, que descontextualizadas no se entienden. 

Es el imperio de negacionismos de procesos actuales tan inhumanos como el Holocausto (basta pensar en la tragedia de los inmigrantes en todas partes), es la leyenda de la meritocracia, es el intento de reducir el papel de los Estados en sus economías, es la supresión de las políticas sociales y de salud, y es el perfeccionamiento de las formas más perversas del control de los ciudadanos. Es el odio al pobre, a la mujer, al niño.

Si miramos América Latina, solo encontramos la excepción de los gobiernos esperanzadores pero mal comprendidos desde el inicio de López Obrador en México (que asumió en diciembre de 2018) y Alberto Fernández en la Argentina (diciembre de 2019). 

Entretanto, en 2019 se produjo el golpe contra Evo Morales, que renunció para evitar correr sangres que igual se derramaron por la rapacidad de fuerzas oscuras (ricos, evangélicos y mercenarios) que no pudieron señalar en la economía boliviana ningún indicador que no fuese positivo o incluso muy positivo, como lo han indicado organismos internacionales. Se trata de búsqueda del poder, sed loca de poder y racismo anti indígena, en beneficio de la derecha más obscena y las manifestaciones más hipócritas y grotescas.

Las legítimas protestas de chilenos de todas las edades y clases sociales contra el gobierno de Sebastián Piñera se han venido dando pese a la perversa represión que continúa quitando los ojos, literalmente (uno o ambos). Sin embargo, los disparos a la cara  como política de control de las calles y el uso de sustancias químicas en los carros de agua, son sistemáticamente omitidos en los informes de la televisión privada del Uruguay y los demás medios grandes.

La situación de Venezuela sigue siendo incomprendida: se trata de una guerra que no iniciaron los gobiernos bolivarianos. Asesores y jerarcas como John Bolton, Elliot Abrams, Mike Pompeo o el propio presidente Donald Trump se han sucedido en sus declaraciones descarnadas que no ocultan en absoluto sus intenciones, sino que las expresan de modo manifiesto. Se ha atentado con mercenarios, sicarios y apoyo de narcos a un gobierno que procura ser soberano, que ha tenido que soportar en forma adicional al títere y corrupto Juan Guaidó. Con el apoyo de Colombia, los EE.UU y unos pocos malos venezolanos han cometido actos terroristas contra Venezuela en todos los órdenes y dimensiones, energéticas, financieras, sanitarias, sociales, educativas y. naturalmente, bélicas.

La Colombia de Ivan Duque es escenario de asesinatos frecuentes contra líderes sociales, indígenas y ex guerrilleros que habían entregado sus armas. El escándalo de los "falsos positivos" (Uribe) no ha terminado, pero en el Río de la Plata solo preguntan si Venezuela es una dictadura. Por si el lector tampoco sabe a qué me refiero: el asesinato sistemático de jóvenes pobres y de civiles para presentar sus cadáveres con uniforme y armas como si fuesen guerrilleros abatidos. Eso mejoraba las estadísticas para lucimiento del ejército del gobierno. En el Río de la Plata se ignora por completo lo que ocurre en un país que es el ejemplo más claro de la ingenuidad (o el cinismo) de decir que se va a derrotar la droga con las armas: Colombia cuenta con el apoyo de EE.UU, bases militares, organismos  de seguridad, ejército activo y bien pertrechado. Pero la droga sigue llegando a uno de sus consumidores más hambrientos: los EE.UU. La lucha contra el narcotráfico es un excusa barata para ejercer el control geopolítico. Es la nueva guerra del opio.

No es leyendo a los elegantes papers de politólogos latinoamericanos que se ha de comprender esta nación de Repúblicas, no es mediante el cotidiano entrenamiento en el discurso del odio de las redes sociales, ni atendiendo a los medios de comunicación hegemónicos. 

Es mejor, mucho mejor y más entretenido, seguir con atención films como Joker (Todd Phillips, 2019), Panamá Papers (Alex Winter, 2018), The Great Hack (Karim Amer y Jehane Noujaim, 2019) o Brexit: The Uncivil War (Toby  Haynes, 2019) y series como Years&Years (Karen Lewis, 2019) o Black Mirror (Charlie Brooker, 2011-2019). Hay pistas integrales, políticas y culturales, psicológicas y sociales, en esas obras, que constituyen insumos mucho más relevantes para una comprensión adulta y sensible de lo que pasó en el 2019 y seguirá pasando en el 2020.

 

Cuestión de derechos

Es necesario defender el derecho de acceso a la información que personajes como Assange o Snowden han reivindicado con sus denuncias



El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, se enfrenta a una demanda de extradición por espionaje presentada por EE UU a la justicia británica, que deberá resolverse en un tribunal de Londres el próximo mes de febrero. El carácter controvertido del personaje y su torturada peripecia para sustraerse a la acción de las justicias sueca e inglesa han tendido una peligrosa cortina de humo sobre una persecución que afecta a las libertades fundamentales y, en especial, al derecho a la información. La principal dificultad para la comprensión del caso es la necesaria separación que requiere de los elementos que no son sustanciales respecto a la cuestión que está en juego, fundamentalmente el derecho a la información. Ni su comportamiento personal en la relación con dos mujeres suecas —que condujeron a su procesamiento, su demanda sueca de extradición y su reclusión como asilado en la Embajada ecuatoriana en Londres durante siete años—, ni sus relaciones con la cadena de televisión rusa RT o sus contactos con el entorno de Donald Trump para infectar la campaña electoral de Hillary Clinton, permiten mirar hacia otro lado cuando están en juego las libertades.

Julian Assange, como es el caso también de Edward Snowden, ha rendido un notable servicio, también a los ciudadanos de Estados Unidos, con las revelaciones sobre actuaciones ilegales o irregulares de su ejército, sus servicios secretos o su diplomacia. El fundador de WikiLeaks defiende la difusión de las informaciones relevantes a las que ha tenido acceso, tomando como fundamento la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. También podría acogerse, al igual que Edward Snowden, a la figura de más reciente reconocimiento del whistleblower, el ciudadano y especialmente el funcionario que denuncia las irregularidades y malos comportamientos de su Administración.

Si alguna crítica merecen estos perturbadores del orden informativo no son las que tienen como motivo las revelaciones de irregularidades o incluso delitos cometidos por los Gobiernos y las Administraciones sino las fantasías respecto al próximo advenimiento de un nuevo mundo transparente e inmaculado en el que ellos destacarían como héroes redentores. Por desgracia, los escándalos suscitados por Assange y Snowden son la premonición de unas distopías totalitarias en las que las tecnologías digitales han devenido instrumentos de control y no herramientas de emancipación. Para evitar precisamente que estas distopías lleguen a ser realidad, nada más oportuno que defender el derecho al libre acceso a la información que personajes como Assange o Snowden han reivindicado con sus denuncias.

Fuente: Editorial de El País (Madrid) 23/12/2019

sábado, 23 de noviembre de 2019

CONTRA LAS MENTIRAS VIRTUALES, COMPAÑEROS REALES



La banderita del FA medida contra la torre de un canal privado es una buena metáfora de lo que sentimos muchos.

Me recuerda aquel monólogo de Agarrate Catalina: "Un ser humano inmensamente solo / Alumbrando como puede con la pobre lucecita remendada de su fe, la gigantesca nada".

Sin embargo, como no les creo nada a los medios cuando ocultan, y no les creo cuando afirman, y no les creo a las encuestas que parten de supuestos controversiales para completar lo que no pueden saber, la única convicción que tengo es que la cosa va a ser reñida. Y que como sugiero líneas más abajo, hay mucho que se ha venido haciendo y que todavía se puede hacer para cambiar lo que pretenden presentar como derrota.

Dicho sea de paso, es inconcebible que después de haberse difundido un texto militar casi golpista los argumentos de mis amigos más radicales o desencantados, se basen aún en las acusaciones de los grandes medios contra los gobiernos de estos últimos 14 años, en general difamatorias y selectivas.

¡Qué lo tiró, ver anarcos veteranos o ambientalistas lúcidos repitiendo los dimes y diretes de los canales privados y las radios más reaccionarias! Dicen no creer en nada, pero a esos le creen... Anular el voto o votar en blanco hoy es un pecado de omisión. Es sentirse "digno", "ni unos ni otros". El problema es que así ganan los "otros", con siniestras marchas militares de fondo incluidas...

Lo que podemos hacer en estas horas que quedan, es hacer lo que ya intuitivamente se viene haciendo: comités, casas de familia, ruedas de mate en cualquier parte, juntarse con compañeras y compañeros reales, de modo presencial, en pequeños grupos. Ellos, los coaligados, lo hacen también, e incluyeron esta vez en la movida a las sectas evangélicas y a los militares nostálgicos.

Pero hay buena base académica para afirmar que lo que nos podría salvar de la oscuridad es el haber cultivado cierta sociabilidad de pequeña escala de modo constante: en los barrios, en las cooperativas, en los sindicatos, en las ruedas perdurables de amigos en los cafés. Eso genera las mejores convicciones y en esta instancia permitiría enfrentar esta embestida de empresarios, medios reaccionarios y políticos coaligados ansiosos no de terminar con las prebendas, sino de no ser excluidos de ellas.

En un artículo publicado en 2014 en el semanario 7N, articulé algunos conceptos que podrían ser útiles para dar una base sólida a esas corazonadas de lo que puede ocurrir el domingo 24 de noviembre de 2019. Era en mi columna "A contragenda":

"Dinero, votos y medios masivos"

"No jodas, el tema es viejo”, me dijo un colega cuando le dije que iba a abordar la cuestión. Así que de tozudo nomás voy a hacer un poco de historia. Dejo para otro día la cuestión del papel de las redes sociales, endogámicas ellas, y más confirmatorias de puntos de vista ya consolidados que creadoras de puntos de vista nuevos.

En The Communication of Ideas (1948) Paul Lazarsfeld y Robert Merton identificaron varias funciones sociales de los medios de comunicación de masas.

Cuando los autores se plantearon si los mass media podrían ser efectivos en la propaganda social o política establecieron tres condiciones para tomar en cuenta: monopolización (control monopólico u oligopólico de los medios), canalización (reorientación o énfasis de tendencias ya existentes), y la más interesante e importante de las tres, la complementación (una propaganda de masas puede resultar efectiva, aunque no se den ni la monopolización ni la canalización, si se complementa con contactos cara a cara en grupos con cierta estabilidad de los vínculos entre sus miembros).

He aquí un episodio paradigmático para entender el impacto de la propaganda masiva ante las posibilidades algo inexploradas de los “microgrupos”. En 1980, en plena dictadura, el gobierno militar uruguayo sometió a plebiscito un proyecto de Constitución que le permitiría legitimar su poder y consolidar una democracia tutelada. En ese momento los militares controlaban los medios masivos de comunicación y podían divulgar a su antojo todo tipo de promesas y de amenazas. Pero contra todos los pronósticos, ganó el “NO” a la reforma constitucional.

La explicación, en términos de L & M, reside en considerar que si bien los medios masivos funcionaban de hecho como un monopolio del gobierno, y no había “contra-propaganda” la oposición hizo campaña a través de microgrupos, con la presencia de militantes de todos los sectores, incluido el prohibido Frente Amplio, a veces con líderes de opinión de los sectores democráticos de los partidos tradicionales, otras veces a través de los mensajes en cassettes de Wilson Ferreira, líder del Partido Nacional, enviados desde el exterior del país.

Se trató de un fenómeno que Lazarsfeld y Merton habían mostrado con claridad al hablar del poder de la “complementación”. Frente al lector memorioso aclaro que no se puede juzgar como “contrapropaganda” la excepcional polémica en TV entre Bolentini y Viana Reyes, del lado militar, con Tarigo y Pons Etcheverry del lado democrático, porque una golondrina no hace verano.

(...)

Hasta allí comparto mi artículo de 2014.
 

¡A votar con dignidad y conciencia de que ni somos pocos, ni estamos solos!
¡A votar por la ola esperanza contra la ola de la reacción!
¡Contra las mentiras virtuales, compañeros reales!

viernes, 22 de noviembre de 2019

EN LA WEB NO HAY VEDA

El calor de la segunda vuelta me puso de buen humor. Ninguno de los breves posteos que seleccioné aquí deben ser tomados a mal. Sugiero leerlos con espíritu deportivo. Adhiero siempre al lema, en recuerdo de Gandhi, que dice: "Haz en tí el cambio que quisieras ver en el Facebook". O en el mundo. Que gane el mejor.
  








































EL QUE PAGA LA ORQUESTA ELIGE LA PARTITURA

 

Son comunicadores. Son "influencers". La juegan de neutrales en algunos casos. En otros son más explícitos. Ellos saben cuánto ganan los funcionarios y qué hacen las empresas. Pero nadie sabe si ellos son empleados, o si son empresas, ni cuál es el vínculo contractual que los une a los medios. Denuncian los secretos de otros pero ellos no suelen difundir cuánto ganan por trabajar en los medios, o por hacer negocios gracias a estar en los medios. La pregunta es: ¿quién o quiénes pagan la orquesta? 

En los EE.UU “las grandes empresas financian la producción y distribución de los medios masivos de comunicación. Y al margen de toda intención, quien paga a la orquesta es generalmente el que impone el repertorio“ decían Lazarsfeld y Merton (1948) en un estudio célebre.

Lazarsfeld y Merton se propusieron detectar las condiciones de éxito de campañas masivas exitosas. Entre ellas encontraron un requisito relevante: la propiedad de los medios, o el monopolio de hecho de los medios de comunicación, sin contrapropaganda eficaz, solía impactar de modo previsible sobre la sociedad. Los autores proponían los ejemplos de la Unión Soviética y la Alemania nazi.
Pero fueron igualmente duros con los EE.UU y decían: "El oligopolio de los medios masivos y la concentración en manos de unas pocas grandes empresas", hacía inviable toda propaganda alternativa, o la reducía hasta volverla marginal. Y es sabido que “quien paga a la orquesta es generalmente el que impone el repertorio“.

Yo he suavizado la frase diciendo “elige la partitura” en vez de “impone el repertorio” porque “imposición” me parece inexacto en el caso de los comunicadores seleccionados en la imagen del posteo.

De verdad, en esto no tengo ninguna duda: estoy seguro que aquellos cuyas fotografías acompañan este texto creen estar haciendo las cosas bien, de manera correcta. No es el periodismo venal de otras partes del mundo, algunas muy cercanas. Por lo menos en el caso de los comunicadores incluidos en este posteo creo que todos son honestos, y no creo que cambien de opinión para seguir en los medios masivos, o para preservar su empleo, ni que reciban ninguna orden "de arriba" para decir tal o cual cosa, o dejar de decirla. En ese sentido no hay nada que reprochar.

Pero son algo ilusos, ellos, nosotros y la mayor parte de la opinión pública: esos comunicadores están allí porque su pensamiento, sus perspectivas políticas y existenciales son afines a quienes les pagan los sueldos o reparten ganancias o favores en sus emprendimientos como socios. De lo contrario, no estarían más allí y otros tan hábiles, o carismáticos, o capaces como ellos vendrían a sustituirlos.

En todo caso, lo que sí se les podría reprochar es un conflicto de intereses: esos comunicadores no están en condiciones de informar o reflexionar en forma ecuánime sobre muchos y controvertidos temas porque sus socios, o sus empleadores, se sentirían amenazados.

Vamos a volver sobre el punto. Pero para ir haciendo boca, recomiendo el libro En pocas manos. Mapa de la concentración de los medios de comunicación en Uruguay de Gustavo Gómez, Facundo Franco, Fernando Gelves y Nicolás Thevenet.

Les dejo el link para descarga libre y completa del libro:
https://www.observacom.org/wp-content/uploads/2017/12/EnPocasManos_GG%c3%b3mez.pdf

Otra fuentes:

La reacción. Derecha e incorrección política en Uruguay de "Entre" y Ignacio de Boni, Gabriel Delacoste, Lucía Naser, Laura Ojeda, Diego León Pérez, Santiago Pérez Castillo, Habriela Sánchez. Montevideo: Estuario Editora. 2019. Entre es un espacio de cultura y política. Por más información: Entre.uy

The Communication of Ideas, ed. Lyman Bryson, pp. 95-118 de Paul Lazarsfeld y Robert Merton, Nueva York: Harper & Brothers, 1948. La versión española con introducción, notas y selección de textos de Heriberto Muraro, fue publicada por el Centro Editor de América Latina, Nº 52, Buenos Aires, 1978.

VOTANDO A CONCIENCIA NO SE PUEDE PERDER



Pertenecí toda mi vida a otras tradiciones partidarias, en general en saludables y fraternales minorías. El balotaje es otra cosa. Hoy es mucho más fácil elegir, como decía Alejandro Dolina: "hasta yo puedo darme cuenta". Yo voto al ingeniero Martínez y por eso no pretendo ni quiero ningún carnet del FA. Es la ética de la responsabilidad.

En el mundo tienden a enfrentarse dos grupos de visiones diferentes, con matices claro está dentro de cada bando. De un lado la perspectiva de distribuir, tratar de igualar el punto de partida, respetar el empoderamiento de las mujeres y las diferentes identidades de género, dar la mano al caído, a los niños, a los viejos, a los enfermos. En ese bando se trata de educar y curar a todos, reducir privilegios y estar en todas partes del lado de la paz, respetando la soberanía de cada nación.

Del otro lado está la nueva derecha en sus dos sabores: la variante grosera y criminal, de Bolsonaro, Juan Guaidó, Jeanine Añez y Donald Trump, o bien, la variante de la cara amable de los psicópatas estilo Mauricio Macri, Sebastián Piñera, Ivan Duque, Lenin Moreno. En ambas modalidades, ninguno logra explicar por qué si el capitalismo en el mundo es tan eficiente, se invaden países todos los días para asegurarse sus recursos naturales y se cometen los crímenes más horrendos contra poblaciones civiles, en América Latina, en Medio Oriente, en África. O por qué siempre que ellos gobiernan aumentan los pobres, cualquier sector social está más expuesto a ser humillado, se disparan las ejecuciones extrajudiciales y se beneficia una élite privilegiada.

En todo el mundo ambos bandos se enfrentan. En cada país donde se han enfrentado los modelos de sociedad, el candidato de la derecha será más "civilizado" y elegante, o será más obsceno y descarado. Será joven y emotivo como Lacalle Pou y estará respaldado por el ambiguo y oscuro Manini Rios, por ejemplo; o será escritor y documentalista como Carlos Mesa, o se parecerá al empresario golpista, y fundamentalista cristiano, Luis Fernando Camacho, ambos en Bolivia.
En cada país, su oponente progresista será más hábil o lo será menos, tendrá el carisma de un Andrés Manuel López Obrador, la elocuencia de Jean-Luc Melenchon o Pablo Iglesias, será gris y moderado como Scioli, o tendrá la capacidad del trabajo en el largo tiempo de un Evo Morales, que dio vuelta para bien la economía de Bolivia, hecho reconocido por el Banco Mundial, y en un par de días le masacraron decenas de sus seguidores y beneficiarios indígenas de sus políticas. Pero lo esencial que se opone es un esquema de sociedad diferente. El esquema progresista tiene defectos y tuvo fallas cada vez que se aplicó. Pero siempre mejoró la vida de sectores postergados de la población.

En cambio, el esquema de la derecha logró, en el mejor de los casos, aumentar el PBI nacional, pero no la distribución. Ese modelo supuestamente eficiente explota en crisis periódicas financieras y productivas. Los grupos de intereses beneficiarios de ese modelo lo apoyan y blindan con un capítulo de sus negocios llamado "medios de comunicación". Si aún no han ganado el gobierno, esos medios contribuyen a derrocar por la difamación sistemática a los gobiernos progresistas.

¿Dónde ponemos en este esquema a Rusia y China? Todos conocemos el refrán acerca de que hay que mirar lo que alguien hace y no lo que dice de sí mismo. Esas naciones son capitalistas. No debe engañarnos su discurso de apariencia progresista, aunque algunas tradiciones autoritarias de izquierda tiendan a reivindicar esas naciones. Aunque siempre se puede aprender algo bueno de otras culturas y naciones, Rusia y China no pueden constituirse en modelos de referencia dentro del esquema que proponemos para pensar este lado del mundo. Hay  elementos claramente autoritarios en esas naciones y el control de los medios en ellos parece mucho más obvio que por estas latitudes. Sin embargo, por aquí todo es más perverso y, en el fondo, más neototalitario y eficaz: nos creemos sin ataduras. De este lado del mundo creemos que hay libertad de expresión pero no la hay: lo que predomina es la libertad de las empresas que dentro de sus negocios disponen de medios masivos.

Rusia y China, de todos modos, ofrecen la nada desdeñable virtud de compensar y equilibrar el poder de gran escala de los EE.UU, que tiende a apoyar las dictaduras más abominables del planeta: ayer promovía el Chile de Augusto Pinochet y hoy se asocia a la Arabia Saudí que descuartiza a un periodista como Jamal Khashoggi, o comete genocidio con su vecino Yemen. O recurre a Israel que extiende su territorio y avanza en Medio Oriente, aunque lo hace sobre la humillación y la muerte de miles de civiles palestinos. En Venezuela, EE.UU ha financiado atentados que van desde la destrucción de hospitales pediátricos al ataque desde helicópteros sobre edificios gubernamentales, o ha inducido la presión de los bancos para negar la compra de medicamentos, la confiscación de activos en el exterior de políticos del gobierno de Nicolás Maduro y probablemente esté detrás de los sicarios y mercenarios usados para aplicar técnicas como la quema de personas vivas por el pecado de ser o parecer chavistas. Cuando Venezuela se defiende en esta guerra, naturalmente ocurren cosas indeseables, como ocurren en todas las guerras. Pero es muy hipócrita llamar a Venezuela "dictadura" por ser un país que hasta ahora se defiende. Sobre la perversidad de los medios y cómo nos afectan ver nuestro posteo anterior: "El que paga la orquesta elige la partitura".

El modelo de la derecha, en cualquiera de sus variantes, se presenta como el adalidad de la "seguridad" (en una visión simplista de ésta), pero siempre la destruye profundamente: durante la dictadura en el Uruguay no había seguridad ninguna porque los usurpadores estaban en el poder, se violaba con impunidad en cuarteles y comisarías, y muchos empresarios se beneficiaban de ese sistema de robo y despojo autoritario. En el mundo, la reducción de homicidios está vinculada no a la mera reducción de la pobreza, o al tamaño del PBI, sino a la menor desigualdad (sea medida por el índice de Gini u otro indicador). Todos los asuntos sociales y de salud, como las adicciones, el embarazo adolescente, la movilidad social, la esperanza de vida, mejoran en países como Suecia, Noruega o Japón. Y empeoran en Colombia, Brasil y EE.UU.


Hay mil cosas que no me gustaron del FA y conductas puntuales rechazables de plano. Pero este domingo no quiero estar del lado de la mentira de la "meritocracia" que omite siempre el escándalo del desigual punto de partida. No quiero estar del lado de los que piensan perseguir criminales de abajo que es más fácil, pero no a los criminales de guante blanco que les dan las armas, las drogas y el apoyo logístico de financieras y estudios jurídicos. Por cada boca de droga que se destruye nacen diez, o más. Hay una demanda atrás, y un sistema eficaz que la sostiene. Colombia no puede con ese sistema, aunque asesina dirigentes campesinos y ex guerrilleros que dejaron las armas, todos los dias. EE.UU no puede con ese sistema, porque es el corazón de la demanda mundial de droga. En algún sentido, EE.UU usa la prohibición de las drogas para control geopolitico. Pero eso es otra historia.

Este domingo no quiero estar del lado de los que no saben explicar por qué si el mercado es tan eficiente como en tal o cual país, cómo es que esos países "exitosos" salen a matar y robar a otros, en Irak, en Afganistán, en Libia y ahora, en América Latina. No quiero estar al lado de neonazis, racistas, homófobos, escuadrones de la muerte, ni negacionistas del Holocausto judìo, o negacionistas del Holocausto palestino. Aunque se presenten con cara elegante y estribillos pegadizos. No quiero estar al lado de aquellos que ignoran, o no les importa, que los de ese modelo siempre van a la guerra. Y que luego, cuando la gente huye de la tragedia de la guerra en sus países de origen, olvidan que EE.UU la encarcela en jaulas o separa de sus niños y la civilizada Europa los deja morir en el mar.

No es un problema de personas, de sus errores y aciertos individuales, es un problema de cosmovisiones y prácticas sociales. Quiero estar del lado del Plan Ceibal, de los miles que fueron operados de la vista, del cambio de la matriz energética, del sistema de salud y el sistema de cuidados, de las jubilaciones y pensiones seguras y cada vez más dignas, de la reducción extraordinaria de la pobreza y de enfrentar el desafío de la marginalidad (que es más profundo que "sáquenlos de mi vista, no los quiero ver, no me importa qué hagan con ellos"). Quiero estar del lado de los que crearon 300.000 puestos de trabajo aunque se perdieron, con dolor, 50.000. ¿O la coalición multicolor piensa derogar la plusvalía?




En 1980, recuerdo al doctor Enrique Tarigo diciéndole en una infrecuente polémica de la TV al Coronel Bolentini, que es un error viejo como el mundo querer poner en una gran norma legal disposiciones que aspiran a evitar para siempre la subversión o anular mágicamente con sus enunciados juridicos la realidad del supuesto terrorismo. Hoy se habla con conceptos simplificados, de la "inseguridad", como ayer se hablaba de la "subversión" como el gran mal. Es una ingenuidad enfrentar esos males con una mayor punitividad y represión. No solo no se resuelven, como lo muestra la experiencia en el mundo y una gran bibliografía académica, todo se agrava y se llevan puestas muchas vidas inocentes al querer aplicar la letra de leyes autoritarias: se degrada la democracia.

"Yo tengo muy buenos amigos", decía Enrique Tarigo en 1980 al militar con el cual discutía y al abogado Viana Reyes, partidarios del gobierno dictatorial y de su proyecto de reforma constitucional, "pero a ninguno de esos buenos amigos yo les daría un cheque en blanco" (cito de memoria esas palabras). También yo tengo muy buenos amigos en la coalición multicolor, amigos de verdad, colorados, blancos e independientes. Y respeto muchisimo a personas conocidas o allegadas y vinculadas a Cabildo Abierto. Pero jamás les daría, ni a mis amigos, ni a quienes mis amigos apoyan, el cheque en blanco de una ley de emergencia de texto insinuado pero desconocido.

Y mucho menos, jamás les regalaría el cheque en blanco que puede conducir a la lesión o muerte de inocentes y la pérdida republicana que significan las cuatro propuestas inconstitucionales, puestas a texto expreso en el "Compromiso por el pais" . En la página 8, en la última línea, con la excusa de combatir la corrupción:

* El “enriquecimiento ilícito”, que invierte la carga de la prueba y viola la presunción de inocencia.

* La figura del “arrepentido” que en la práctica ha llevado a calumniar inocentes para eludir la prisión.

* La “extinción de dominio“, que se apropia de bienes del acusado antes de concluir el proceso penal.

Tampoco les daría a mis amigos, y mucho menos a quienes mis amigos apoyan, este otro cheque en blanco en la página 20:

* El gatillo fácil y la exoneración de responsabilidades penales para las "fuerzas del orden": “Introducir la presunción simple de legítima defensa a favor de los funcionarios policiales, cuerpo de Prefectura Nacional Naval y Policía Aérea, y personal militar”. Esa frase es similar al decreto de Jeanine Añez en Bolivia y a la "doctrina Chocobar" de Macri, que llevó a matar por la espalda a jóvenes inocentes.

Hay que ver mucho más lejos y arriba, que la disputa entre el ingeniero Martínez y el joven Lacalle Pou. Con la atención puesta en el mundo se da mayor contexto a la decisión. Al votar con esa conciencia nunca se puede perder.