Maestro: entre el Uruguay descascarado y la grúa de la esperanza, usted expresó lo mejor de nosotros. Una disciplina, un espíritu de grupo contagió a todos, una energía contra todos los miedos. Bastaba cruzarse ante cualquiera con una bufanda celeste u otra seña similar, para sonreir enseguida entre desconocidos.
Maestro, se ha perdido aquello. Van a hacer 10 años del Mundial de Sudáfrica. ¿Y se acuerda de la gloriosa Copa América que vino al ratito?
Hoy existe una grieta que no viene de arriba. Viene de un costado, de gente poderosa que perdura siempre más allá de los gobiernos. Una grieta que viene de los que odian a los pobres. De los que han logrado que incluso los pobres se odien entre sí.
De los medios grandes que hablan de todo, menos de sí mismos. De los que disponen de espacios para repetir mil veces las mismas mentiras.
De los que hablan de la "bonanza" desaprovechada. No hubo "bonanza". Se evitó con prudencia el tsunami financiero. La fiesta se terminó en el mundo desde el 2008 y partió aguas. Alcanza con mirar la CNN para enterarse. Y después firman compromisos contra las fake news....
Pero usted no tiene nada que ver con eso Maestro. Las grúas de la construcción siguen. Pero si los señores del odio, el odio elegante de los grandes medios, el odio grosero de los trols en las redes... Si ese odio llega a perder, le juro Maestro que voy a gritar el gol igual que usted, como si estuviese llorando.