miércoles, 8 de noviembre de 2017

GENTE CON CIENCIA


INÉDITOS DE THOMAS KUHN: Desarrollo científico y cambio de léxico / AGUSTÍN COURTOISIE: "Difusión, divulgación, periodismo y apropiación" / PAUL HOYNINGEN-HUENE / JOSÉ ANTONIO LÓPEZ CEREZO / COLOQUIOS DE FILOSOFÍA E HISTORIA DE LA CIENCIA (2016 Y 2017)








KUHN PRIMERO EN ESPAÑOL
Agustín Courtoisie

 
“Estoy muy feliz de que las Conferencias Thalheimer sean publicadas  debido a la iniciativa del profesor Pablo Melogno. Aparentemente, nadie en el mundo angloparlante ha tomado la iniciativa de publicar este importante documento, que muestra claramente dónde estaba Kuhn [1922-1996] en 1984. Tengo la esperanza de que esto ayude a acercar al mundo de habla hispana al mainstream de la filosofía de la ciencia”. (“Prólogo. Sobre las Conferencias  Thalheimer de Thomas Kuhn, 1984”, en Kuhn, 2017:10). 

Esas frases dichas al final del Prólogo se aquilatan mejor no solamente si se tiene en cuenta que quien las pronuncia, Paul Hoyningen-Huene (Universidad de Zurich), es hoy un filósofo de prestigio internacional, sino que además trabajó directamente junto a Thomas S. Kuhn  en el MIT. Hace poco participó de un seminario y dictó una conferencia en Montevideo, invitado por la FIC, justo durante la misma semana en que nos visitaba Noam Chomsky.

En definitiva, la publicación en español de una parte relevante de los inéditos de Kuhn  antes de que se haga lo propio en lengua inglesa, es un buen botón de muestra para entender que estamos ante un verdadero hito en los estudios regionales sobre historia y filosofía de la ciencia. 

El papel protagónico en todo este proceso de un referente de la Facultad de Comunicación  de la Universidad de la República, como el profesor Melogno, debe ser un motivo de orgullo para el Uruguay, al que igual que para los argentinos, representados por Hernán Miguel (UBA) al cuidado de la edición y Leandro Giri (SADAF / CONICET) responsable de la traducción. 

Pero sería injusto omitir que la labor de conjunto requirió esfuerzos en tres continentes que deben ser subrayados: los de Tom Rosko, Nora Murphy y los demás responsables  de Archivos y Colecciones Especiales del Massachusetts Institute of Technology (MIT); los ya mencionados aportes decisivos de Paul Hoyningen-Huene de la Universidad de Zurich y los de Hernán Miguel y Leandro Giri (Argentina): y, por último, los de investigadores y docentes de la Universidad de la Répública: Jorge Rasner, Ignacio Saraiva, Marina Camejo e Ignacio Cervieri.

La mayor parte de las personas mencionadas en último término, han estado detrás de numerosos congresos, seminarios y publicaciones, bajo la conducción  de Pablo Melogno y Hernán Miguel, y una aureola de talentosos investigadores de las dos orillas del Río de la Plata y la convocatoria de nombres de peso en el escenario internacional de historia y filosofía de la ciencia, además de Hoyningen-Huen: el español López Cerezo y el mexicano Godfrey Guillaumin son apenas el comienzo de una extensa lista que no es posible detallar ahora. Líneas abajo se incluyen algunas de las publicaciones del grupo, sostenedor del Seminario "Bertrand Russell" en la FIC-UDelaR y coloquios montevideanos y rioplatenses.

¿Qué tienen de peculiar  estos  inéditos -hasta ahora-  de un nombre ineludible de la filosofía contemporánea?  

Primero, por el extraordinario rigor puesto en la tarea. Dice Pablo Melogno en su estudio preliminar, erudito pero lleno de luces en el camino para aterrizar en la reflexión kuhneana, no siempre grata de estilo: 

“El texto mecanografiado [original] no incluye bibliografía, y solamente contiene notas al pie indicando obras que Kuhn  pensaba  citar o referir. En la mayoría de los casos los datos bibliográficos de las notas están incompletos, y en ocasiones solo incluyen el nombre de un autor o un concepto, sin especificar la obra. Hemos emprendido un trabajo de reconstrucción bibliográfica, cotejando  las notas incompletas con datos  biográficos y con referencias disponibles en la obras de Kuhn…”. (“Retornando al pasado. Un estudio preliminar del las Conferencias Thalheimer”, en Kuhn, 2017:44) 

Es difícil entender de dónde ha sacado fuerzas el equipo de producción para concretar esa mejora definitiva del material original, y a la vez, es reconfortante comprobar el resultado.

Segundo, por los interesantes contenidos que marcan una etapa de la evolución en el pensamiento del autor de La revolución copernicana (1957) y La estructura de las revoluciones científicas (1962). 

Pero además, de modo indiscernible con eso –soy muy sensible a los detalles estéticos-  porque la forma expresiva no ha perdido –más allá de los pulidos bibliográficos antes mencionados- el sabor estilístico intransferible de un producto crudo, con reiteraciones didácticas y rasgos coloquiales propios de las conferencias.

Aunque los tópicos de las Conferencias Thalheimer fueron retomados y dados a luz en artículos posteriores, y por lo tanto, no se trata de contenidos “completamente inéditos”, es apasionante seguir el hilo de la reflexión de nuestro filósofo de la ciencia.

En sucesivas ediciones del suplemento GENTE CON CIENCIA de Filosofismas¸ es probable que adicionemos nuevos y más detallados comentarios sobre la publicación de Desarrollo científico y cambio de léxico de Thomas Kuhn, con prólogo a cargo de Paul Hoyningen-Huene y estudio preliminar de Pablo Melogno.

Por ahora, a cuenta de futuros artículos, digamos apenas que  en las tres primeras conferencias Kuhn examina “las consecuencias de darle una posición central en la filosofía de la ciencia a la afirmación trivial de que el conocimiento científico evoluciona o se desarrolla” (Kuhn, 2017:127).

En particular, busca “las bases de la autoridad de las creencias compartidas (…) localizándola finalmente en la estructura del léxico de la comunidad” (ibídem).

En la última de las conferencias Kuhn procurar dar mayor definición a su postura metafísica. El autor fue un raro ejemplo de “realista incorregible” pero con el tiempo decantó como “idealista” en un sentido “distinto a todos los otros de los cuales tengo noticia”: “ Las ideas proyectadas hacia afuera para hacer un mundo no son las de un individuo, ya sea humano o divino, sino más bien las de la tribu (…) Quizás es con todo el mundo de un idealista, pero se siente muy real para mí” (Kuhn, 2017:148).

Claro que a uno le puede quedar clavada la espina de interrogantes así: “¿cómo  pueden los miembros de comunidades diferentes comunicarse?”. 

No se puede encontrar una invitación más tentadora para pensar por nosotros mismos, “detonados” por estas conferencias hasta hoy inéditas, que cuando Kuhn dialoga en la cuarta y última con su público: “No puedo pensar que he persuadido a muchos de ustedes, pero el tiempo es corto, y no voy a detenerme ahora para realizar otro intento” (opus cit.: 128).

De modo que la tarea que sigue es nuestra, compañero lector. O como decimos los uruguayos: “Tuya, Héctor”, igual que le avisó Borja a Scarone, que fue también una gloria celeste aunque no un epistemólogo.

Desarrollo científico y cambio de léxico. Conferencias Thalheimer. Universidad Johns Hopkins. Baltimore, Maryland, Estados Unidos de América. 12 al 19 de noviembre de 1984,  de Thomas S. Kuhn. Prólogo de Paul Hoyningen-Huene. Edición de Pablo Melogno y Hernán Miguel. Traducción de Leandro Giri. FIC-UdelaR, Proyecto ANII, SADAF. Montevideo, 2017. 153 páginas. El libro se encuentra disponible en las bibliotecas de la UdelaR.



Las actividades de los coloquios impulsados por la FIC-UdelaR han sido consignadas en la Stanford Encyclopedie of Philosophia: "Highly appreciated in the entire subcontinent is a regular series of colloquia, Coloquios de Historia y Filosofía de la Ciencia hosted by Universidad de la Republica, Uruguay; the last meeting, held in 2014, focused on conceptual change and theory choice". En la fotografía, el libro a la derecha refiere precisamente al encuentro aludido: Cambio conceptual y elección de teorías, Pablo Melogno (compilador) Montevideo, 2014. Fuente: https://plato.stanford.edu/entries/phil-science-latin-america/#ArgUru




DIFUSIÓN, DIVULGACIÓN, PERIODISMO Y APROPIACIÓN
Agustín Courtoisie
En este artículo me propongo explicitar en qué sentido deberían abordarse algunas palabras y expresiones. No estoy seguro de haberlo hecho a lo largo del libro que tengo en imprenta, donde probablemente incurra muy a menudo en cierta sinonimia abusiva (excepto en el caso de “apropiación de la ciencia” que es una expresión de por sí más intensa y comprometida).
En todo caso, ya sea que realicemos ciertas disquisiciones teóricas o algunas observaciones pedagógicas muy concretas, hemos preferido optar por una mirada plural, nutrida de la rica variedad de doctrinas y algo permisiva ante el desplazamiento del significado de los términos según los contextos (y según resulte más fundado y oportuno). Es preciso rehuir los dos extremos: la falsa precisión tanto como la excesiva tolerancia de la vaguedad. Naturalmente, la prudencia debe ser aplicada en un caso tanto como en el otro. Claro que es menester evitar las generalidades en el uso de las palabras y las confusiones conceptuales, pero no de modo tan sistemático que se arriesgue la pérdida de contenidos relevantes. A veces las nociones interesantes vienen entreveradas y hay que desagotar el agua sucia pero tratando siempre de preservar la criatura.
Parece aconsejable, pues, adoptar una mirada que permita moverse en escenarios muy dinámicos. Tal es el caso del concepto abarcador de “comunicación de la ciencia” que sugiere Alfredo Marcos (Universidad de Valladolid). Luego de su lectura uno se siente liberado de la necesidad de distinguir en todas las circunstancias las diferencias según el contexto en que se desenvuelva dicha comunicación, lo cual sería un protocolo paralizante (Marcos, 2010).
En Ciencia y acción. Una filosofía práctica de la ciencia, Alfredo Marcos ha caracterizado “comunicación de la ciencia” de un modo confortablemente amplio:
No importa quién sea el emisor, quién el receptor, cuál el canal o la forma del mensaje. En los congresos científicos, en conversaciones entre científicos, entre expertos y políticos, en publicaciones especializadas, en una entrevista hecha por un periodista a un científico, en un peritaje judicial, en un informe de un experto, en un parte meteorológico, en un documental televisivo, en medios de comunicación de masas, en la escuela, en los museos... en todos estos casos y lugares, que tomamos sólo a título de ejemplo, hay comunicación de la ciencia (Marcos, 2010, pág. 183).
Continúa el autor abordando varias nociones mucho más específicas. La “comunicación social de la ciencia” es definida como aquellas
…formas de comunicación de la ciencia cuyo receptor es la sociedad en general y no, por ejemplo, un ministro, un juez concreto o la propia comunidad científica. Esta forma excluiría, por ejemplo, congresos y publicaciones especializadas, pero incluiría el sistema educativo, los medios de masas, los museos...” (ibídem).
Por su parte, la “difusión o diseminación” las toma como sinónimos y las define como una
…forma de la comunicación de la ciencia que pone el énfasis en lo extensional. Se trata aquí de extender los conocimientos científicos. Esto excluye (prácticamente) la comunicación entre científicos. El concepto de difusión parece incluir un elemento de azar o de indiferencia respecto del receptor. La luz se difunde en todas las direcciones por igual. La difusión no implica tampoco una adaptación del mensaje al receptor, pone el énfasis solo en el emisor y en la extensión o propagación del mensaje. Tanto una publicación especializada como un periódico, una escuela o un museo harían, cada uno a su modo, difusión científica (Marcos, 2010, págs. 183-184).
Luego aborda las nociones de “divulgación, popularización, vulgarización”:  “Esos términos ya son más específicos. Podemos tomarlos como cuasi-sinónimos. Todos hacen referencia al receptor, es decir, el vulgo, el pueblo o el público y, en consecuencia, a la necesidad de adaptar el mensaje” (Marcos, 2010, pág. 184).
El autor prefiere, en español, hablar de “divulgación”, tanto ante la alternativa de “popularización”, más usada en inglés (Popular Science) y de connotaciones positivas, como ante la palabra “vulgarización”, que en español da la idea de que se degrada algo al comunicarlo, si bien en francés no suena tan así y por eso es frecuente su uso (vulgarisation scientifique).
Agrega:
La divulgación es una forma de comunicación de la ciencia, es también una forma de comunicación social de la ciencia y un modo de difusión o diseminación de la misma, pero no uno cualquiera. Es un tipo de comunicación entre la comunidad científica y la sociedad con adaptación del mensaje al receptor, que puede ser la sociedad en general o algún sector determinado de la misma. Excluye la comunicación entre expertos en el mismo campo, que no es divulgación, y la formación científica en el contexto escolar, así como la simple difusión científica sin adaptación del mensaje al receptor (opus cit., págs. 184-185).
Por último, son muy importantes las puntualizaciones de Marcos acerca del “periodismo científico”, porque plantean los cimientos de un pensamiento crítico :
Es un tipo de periodismo especializado, centrado concretamente en contenidos científicos y/o tecnológicos (...) Es importante que el periodismo científico mantenga su margen de independencia respecto de la comunidad científica. Aquí hemos defendido una noción de racionalidad prudencial que lo posibilita, y según la cual el periodista no tiene por qué verse comprometido absolutamente con los objetivos de la comunidad científica, como exigiría una noción de razón más cientificista. Antes bien, dispone de terreno independiente desde el que elaborar criterios de selección y exposición, así como posiciones críticas que pueden ir desde la aprobación hasta el rechazo.
Para entender los motivos de Marcos, basta pensar en las investigaciones científicas con destino a la industria de armamentos, o los apoyos financieros a las asociaciones médicas por parte de la industria alimentaria de modo de silenciar las protestas referidas a los impactos en la salud de ciertos hábitos nutricionales, o bien recordar otras prácticas similares para disimular los impactos negativos en el medio ambiente y la salud humana por la actividad de industrias agropecuarias y farmacéuticas.
Continúa el autor:
El periodismo científico es una forma de comunicación social de contenidos relacionados con la ciencia y la técnica. Pero cuando hablamos de periodismo científico nos referimos a un tipo de comunicación que va en todas las direcciones: no sólo desde la comunidad científica hacia el gran público, sino también a la inversa, y entre la comunidad científica y los políticos, entre los gestores de la ciencia y el público, incluso entre científicos de distintas especialidades. Como efecto indirecto o como instrumento al servicio de fines periodísticos, se produce sin duda difusión y divulgación de la ciencia, pero ése no es el objetivo del periodismo científico (...) Por poner un ejemplo, está claro que para informar u opinar sobre una cuestión como la gripe aviar será de gran utilidad aportar al lector nociones divulgativas de virología. También es cierto que para elaborar y hacer llegar al público contenidos científicos puede resultar útil adoptar un lenguaje periodístico y utilizar los medios de comunicación de masas. Esto hace que a veces se tome “periodismo científico” como sinónimo de “divulgación”. Sin embargo, es importante diferenciar ambas nociones (Marcos, 2010, págs. 186-187).
Hasta aquí las útiles distinciones terminológicas y conceptuales de Alfredo Marcos en Ciencia y acción. Una filosofía práctica de la ciencia. En suma: en la difusión importa el emisor; en la divulgación, el receptor; en cuanto al periodismo científico, puede apelar a las dos anteriores pero su agenda, por decirlo así, es diferente: es una rama del periodismo, no consiste de una mera comunicación de noticias, podría incluir opinión, investigación, y emisores  y destinatarios pueden ser muy variables.
Nos queda entonces por caracterizar la “apropiación social del conocimiento” y como un caso particular de ella la “apropiación social de la ciencia”.
Con ánimo de complementariedad, ahora seleccionaremos pasajes de Cipriano Barrios Alonso (Universidad de Oviedo) en su sugerente artículo “La apropiación social de la ciencia: nuevas formas”. Respecto de la “apropiación social del conocimiento”, Barrios Alonso afirma:
El término “apropiación social”, referido al conocimiento en general y en particular a la ciencia y la tecnología, tiene un amplio uso y parece consolidado firmemente tanto en el ámbito académico como en el de la política (López Cerezo y Cámara Hurtado, 2004, pág. 31). No obstante sería conveniente revisar su significado y replantear su sentido a la vista de las nuevas vías que se abren y de los nuevos modos de relación entre los generadores del conocimiento científico y tecnológico y la sociedad en que éstos se insertan. Si recurrimos a explorar desde la base el significado del término “apropiación”, encontramos que el diccionario lo define como “acción y afecto de apropiar”. Ello nos conduce al significado de “apropiar”, cuyas acepciones pueden encuadrarse básicamente en dos: una asociada a un cambio de propietario y otra asociada a adecuar algo a una cosa. Tomaremos como base para nuestra discusión estas dos acepciones. La primera implica claramente el que alguno pase a tener como propia alguna cosa, pero que no era suya inicialmente. Por tanto, este sentido se asocia a un cambio de dueño que incluso puede, como se remarca en alguna acepción de las que reseña el diccionario, introducir una cierta noción de forzamiento (Barrios Alonso, 2008).
Resume el panorama vinculado a ambas acepciones en pocas palabras:
La acción política pública y los análisis teóricos asociados a ella comparten la presuposición de la conveniencia o necesidad de hacer a la sociedad dueña de un conocimiento que hasta el momento no es suyo (...) La segunda de las acepciones apunta hacia la adecuación de lo aplicado al soporte que lo recibe, pero sin que aparezca explicitada ya la connotación de ser ajeno. Si probamos utilizar “apropiación social de la ciencia” con esta acepción veremos que el sentido inicial se transforma en otro mucho más potente, en el que el conocimiento científico ya no se plantea como una construcción al margen de la sociedad ni en su génesis ni en su uso (ibídem).
Según Barrios Alonso, la riqueza de la expresión “apropiación social del conocimiento” se puede vincular a ambas de las dimensiones señaladas:
Mientras que la primera acepción conduce a plantear e intentar resolver el problema de la transmisión del conocimiento científico y técnico de quienes lo poseen a los que no, la segunda conduce a replantearlo como un problema de redistribución del conocimiento, redefiniendo el papel de los actores implicados y disolviendo la brecha aparente entre el sistema de ciencia y tecnología y el resto de la sociedad (ibídem).
Es esencial insistir en que la ciencia y la tecnología no suponen un conjunto de expertos  aislados en sus respectivas comunidades, generando conocimiento e innovaciones que luego recibiría la sociedad como mera consumidora o receptora pasiva, en el mejor de los casos, de dichos avances. La apropiación social del conocimiento y en particular la apropiación social de la ciencia, involucran dinámicas complejas y profundas interacciones.
Estos conceptos, naturalmente, recorren las páginas de muchos artículos de revistas académicas, de libros e incluso de documentos oficiales de países de España y América Latina.  En aras de la brevedad, vamos a elegir un solo ejemplo, por su feliz condensación de ciertos elementos que debemos tener siempre presentes. Por ejemplo, según un documento elaborado por Lozano y Maldonado, del Grupo de Apropiación Social del Conocimiento perteneciente a COLCIENCIAS (Colombia):
La apropiación social del conocimiento es entendida como un proceso de comprensión e intervención de las relaciones entre tecnociencia y sociedad, construido a partir de la participación activa de los diversos grupos sociales  que  generan  conocimiento.  Este  proceso  tiene  las  siguientes características:
·         Es organizado e intencionado.
·         Está constituido por una red socio-técnica en la que participan grupos sociales expertos en ciencia y tecnología, y los distintos sectores que intervienen en la constitución de estos procesos generan mediaciones.
·         Posibilita el empoderamiento de la sociedad civil a partir del conocimiento.
·         Implica –inclusive en las relaciones más asimétricas–, traducción y ensamblaje dentro de los marcos de referencia de los grupos participantes. Apropiación no es enajenación.
·         Comprenderlo así amplía las dinámicas de producción de conocimiento más allá de las sinergias entre sectores académicos, productivos  y  estatales,  incluyendo  a las comunidades y a grupos de interés de la sociedad civil. De esta manera se integran  apropiación  e  innovación  en  un  mismo  plano,  bajo  el  principio  de construcción social del conocimiento.
El documento continúa con aclaraciones muy pertinentes para nuestros fines:
La  apropiación  social  del  conocimiento  es  el  fundamento  de  cualquier  forma  de  innovación,  porque  el conocimiento es una construcción  compleja, que involucra la interacción de distintos grupos sociales. La producción de conocimiento no es una construcción ajena a la sociedad; se desarrolla dentro de ella, a partir de sus intereses, códigos y sistemas. Por otra parte, la innovación entendida como la efectiva incorporación social del conocimiento en  la  solución  de  problemas o en el establecimiento de nuevas relaciones, no es más que la interacción entre grupos, artefactos y culturas sociales de expertos y  no expertos. La apropiación no es una recepción pasiva; involucra siempre un ejercicio interpretativo y el desarrollo de unas prácticas reflexivas (Lozano y Maldonado, 2010, pág. 22).
Hay una frase que parece resumirlo todo: “La producción de conocimiento no es una construcción ajena a la sociedad; se desarrolla dentro de ella, a partir de sus intereses, códigos y sistemas”. Pero retengamos también estas características o énfasis: estamos ante procesos que involucran “la interacción de distintos grupos sociales”, “de expertos y no expertos” y sobre todo que  “la apropiación no es una recepción pasiva; involucra siempre un ejercicio interpretativo”.

Ojalá que podamos hacernos cargo de esa agenda, tan noble como ambiciosa. 



REFERENCIAS


LOZANO BORDA, Marcela  y MALDONADO, Oscar Javier (2010). Estrategia nacional de apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación. Edición del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, COLCIENCIAS, República de Colombia.  http://www.colciencias.gov.co/sites/default/files/upload/paginas/estrategianacional-ascti.pdf
Ver también:
http://www.colciencias.gov.co/portafolio/mentalidad-cultura/apropiacion-social
MARCOS, Alfredo (2010). Ciencia y acción. Una filosofía práctica de la ciencia. FCE. México.
BARRIO ALONSO, Cipriano (2008). “La apropiación social de la ciencia: nuevas formas”. Revista Iberoamericana de Ciencia Tecnología y Sociedad. V.4 N.10, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, enero 2008. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1850-00132008000100014

LÓPEZ CEREZO, J. A. y M. CÁMARA HURTADO (2004). “Apropiación social de la ciencia", en Percepción social de la ciencia y la tecnología, Madrid, FECYT. Citado por Barrio Alonso (2008).






PAUL HOYNINGEN-HUENE (ZURICH)





JOSÉ ANTONIO LÓPEZ CEREZO (OVIEDO)






Otra recomendación sobre López Cerezo:

Conferencia: "La confianza en la sociedad del riesgo", José Antonio López Cerezo, Universidad de Oviedo, España. En el marco del Coloquio: Ciencia, tecnología y educación: miradas desde la filosofía de la ciencia. Organizado por la Facultad de Información y Comunicación, Universidad de la República. Apertura: Prof. Gladys Ceretta, Decana FIC; Prof. Mario Barité, Director Inst. Información; Prof. Federico Beltramelli, Director Inst. Comunicación; Prof. Jorge Rasner, Coordinación Coloquio FHC. 10/5/2017 Facultad de Información y Comunicación, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.


http://www.asuntospublicos.tv/ciencia-y-tecnologia/ciencia-y-tecnologia/la-confianza-en-la-sociedad-del-riesgo/




   


2016: COLOQUIO DE FILOSOFÍA
E HISTORIA DE LA CIENCIA, FIC-UdelaR

Jorge Rasner: "Del rigor en las ciencias". Ponencia en el IV Coloquio de Filosofía e Historia de la Ciencia. Facultad de Información y Comunicación, Universidad de la República, Uruguay. 5-6 de mayo de 2016.



2017: I COLOQUIO DE FILOSOFÍA
E HISTORIA DE LA CIENCIA DEL RÍO DE LA PLATA


Siguen dos ponencias del I Coloquio de Filosofía e Historia de la Ciencia del Río de la Plata. V Coloquio de Filosofía e Historia de la Ciencia. Facultad de Información y Comunicación, "Ciencia, tecnología y educación. Miradas desde la Filosofía de la Ciencia". Universidad de la República, Uruguay. 10-12 de mayo de 2017.