INÉDITOS DE THOMAS KUHN: Desarrollo científico y cambio de léxico / AGUSTÍN COURTOISIE: "Difusión, divulgación, periodismo y apropiación" / PAUL HOYNINGEN-HUENE / JOSÉ ANTONIO LÓPEZ CEREZO / COLOQUIOS DE FILOSOFÍA E HISTORIA DE LA CIENCIA (2016 Y 2017)
KUHN PRIMERO EN ESPAÑOL
Agustín Courtoisie
“Estoy muy feliz de que las Conferencias
Thalheimer sean publicadas debido a la
iniciativa del profesor Pablo Melogno. Aparentemente, nadie en el mundo
angloparlante ha tomado la iniciativa de publicar este importante documento,
que muestra claramente dónde estaba Kuhn [1922-1996] en 1984. Tengo la
esperanza de que esto ayude a acercar al mundo de habla hispana al mainstream de la filosofía de la ciencia”.
(“Prólogo. Sobre las Conferencias Thalheimer de Thomas Kuhn, 1984”, en Kuhn,
2017:10).
Esas frases dichas al final del Prólogo
se aquilatan mejor no solamente si se tiene en cuenta que quien las pronuncia,
Paul Hoyningen-Huene (Universidad de Zurich), es hoy un filósofo de prestigio
internacional, sino que además trabajó directamente junto a Thomas S. Kuhn en el MIT. Hace poco participó de un seminario
y dictó una conferencia en Montevideo, invitado por la FIC, justo durante la
misma semana en que nos visitaba Noam Chomsky.
En definitiva, la publicación en español
de una parte relevante de los inéditos de Kuhn antes
de que se haga lo propio en lengua inglesa, es un buen botón de muestra para
entender que estamos ante un verdadero hito en los estudios regionales sobre
historia y filosofía de la ciencia.
El papel protagónico en todo este
proceso de un referente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la República, como
el profesor Melogno, debe ser un motivo de orgullo para el Uruguay, al que
igual que para los argentinos, representados por Hernán Miguel (UBA) al cuidado de la edición y Leandro Giri (SADAF / CONICET) responsable de la traducción.
Pero sería injusto omitir que la labor
de conjunto requirió esfuerzos en tres continentes que deben ser subrayados: los
de Tom Rosko, Nora Murphy y los demás responsables de Archivos y Colecciones Especiales del Massachusetts
Institute of Technology (MIT); los ya mencionados aportes decisivos de Paul Hoyningen-Huene
de la Universidad de Zurich y los de Hernán Miguel y Leandro Giri (Argentina):
y, por último, los de investigadores y docentes de la Universidad de la Répública:
Jorge Rasner, Ignacio Saraiva, Marina Camejo e Ignacio Cervieri.
La mayor parte de las personas mencionadas en último término, han estado detrás de numerosos congresos, seminarios y publicaciones, bajo la conducción de Pablo Melogno y Hernán Miguel, y una aureola de talentosos investigadores de las dos orillas del Río de la Plata y la convocatoria de nombres de peso en el escenario internacional de historia y filosofía de la ciencia, además de Hoyningen-Huen: el español López Cerezo y el mexicano Godfrey Guillaumin son apenas el comienzo de una extensa lista que no es posible detallar ahora. Líneas abajo se incluyen algunas de las publicaciones del grupo, sostenedor del Seminario "Bertrand Russell" en la FIC-UDelaR y coloquios montevideanos y rioplatenses.
¿Qué tienen de peculiar estos inéditos -hasta ahora- de un nombre ineludible de la filosofía contemporánea?
Primero, por el extraordinario rigor
puesto en la tarea. Dice Pablo Melogno en su estudio preliminar, erudito pero lleno
de luces en el camino para aterrizar en la reflexión kuhneana, no
siempre grata de estilo:
“El texto mecanografiado [original] no incluye bibliografía, y
solamente contiene notas al pie indicando obras que Kuhn pensaba
citar o referir. En la mayoría de los casos los datos bibliográficos de
las notas están incompletos, y en ocasiones solo incluyen el nombre de un autor
o un concepto, sin especificar la obra. Hemos emprendido un trabajo de
reconstrucción bibliográfica, cotejando
las notas incompletas con datos biográficos y con referencias disponibles en
la obras de Kuhn…”. (“Retornando al pasado. Un estudio preliminar del las Conferencias
Thalheimer”, en Kuhn, 2017:44)
Es difícil entender de dónde ha sacado fuerzas el
equipo de producción para concretar esa mejora definitiva del material original,
y a la vez, es reconfortante comprobar el resultado.
Segundo, por los interesantes contenidos
que marcan una etapa de la evolución en el pensamiento del autor de La revolución copernicana (1957) y La estructura de las revoluciones
científicas (1962).
Pero además, de modo indiscernible con eso –soy muy
sensible a los detalles estéticos- porque
la forma expresiva no ha perdido –más allá de los pulidos bibliográficos antes
mencionados- el sabor estilístico intransferible de un producto crudo, con reiteraciones didácticas y rasgos
coloquiales propios de las conferencias.
Aunque los tópicos de las Conferencias
Thalheimer fueron retomados y dados a luz en artículos posteriores, y por lo
tanto, no se trata de contenidos “completamente inéditos”, es apasionante seguir
el hilo de la reflexión de nuestro filósofo de la ciencia.
En sucesivas ediciones del suplemento
GENTE CON CIENCIA de Filosofismas¸ es
probable que adicionemos nuevos y más detallados comentarios sobre la
publicación de Desarrollo científico y
cambio de léxico de Thomas Kuhn, con prólogo a cargo de Paul Hoyningen-Huene y estudio preliminar de Pablo Melogno.
Por ahora, a cuenta de futuros
artículos, digamos apenas que en las
tres primeras conferencias Kuhn examina “las consecuencias de darle una
posición central en la filosofía de la ciencia a la afirmación trivial de que
el conocimiento científico evoluciona o se desarrolla” (Kuhn, 2017:127).
En particular, busca “las bases de la
autoridad de las creencias compartidas (…) localizándola finalmente en la
estructura del léxico de la comunidad” (ibídem).
En la última de las conferencias Kuhn
procurar dar mayor definición a su postura metafísica. El autor fue un raro
ejemplo de “realista incorregible” pero con el tiempo decantó como “idealista”
en un sentido “distinto a todos los otros de los cuales tengo noticia”: “ Las
ideas proyectadas hacia afuera para hacer un mundo no son las de un individuo,
ya sea humano o divino, sino más bien las de la tribu (…) Quizás es con todo el
mundo de un idealista, pero se siente muy real para mí” (Kuhn, 2017:148).
Claro que a uno le puede quedar clavada
la espina de interrogantes así: “¿cómo pueden los miembros de comunidades diferentes
comunicarse?”.
No se puede encontrar una invitación más
tentadora para pensar por nosotros mismos, “detonados” por estas conferencias
hasta hoy inéditas, que cuando Kuhn dialoga en la cuarta y última con su
público: “No puedo pensar que he persuadido a muchos de ustedes, pero el tiempo
es corto, y no voy a detenerme ahora para realizar otro intento” (opus cit.:
128).
De modo que la tarea que sigue es
nuestra, compañero lector. O como decimos los uruguayos: “Tuya, Héctor”, igual
que le avisó Borja a Scarone, que fue también una gloria celeste aunque no un
epistemólogo.
Desarrollo
científico y cambio de léxico. Conferencias Thalheimer. Universidad Johns
Hopkins. Baltimore, Maryland, Estados Unidos de América. 12 al 19 de noviembre
de 1984, de
Thomas S. Kuhn. Prólogo de Paul Hoyningen-Huene. Edición de Pablo Melogno y
Hernán Miguel. Traducción de Leandro Giri. FIC-UdelaR, Proyecto ANII, SADAF.
Montevideo, 2017. 153 páginas. El libro se encuentra disponible en las bibliotecas de la UdelaR.
Las actividades de los coloquios impulsados por la FIC-UdelaR han sido consignadas en la Stanford Encyclopedie of Philosophia: "Highly appreciated in
the entire subcontinent is a regular series of colloquia,
Coloquios de Historia y Filosofía de la Ciencia hosted
by Universidad de la Republica, Uruguay; the last meeting,
held in 2014, focused on conceptual change and theory choice". En la fotografía, el libro a la derecha refiere precisamente al encuentro aludido: Cambio conceptual y elección de teorías, Pablo Melogno (compilador) Montevideo, 2014. Fuente: https://plato.stanford.edu/entries/phil-science-latin-america/#ArgUru
DIFUSIÓN, DIVULGACIÓN, PERIODISMO Y APROPIACIÓN
Agustín Courtoisie
Agustín Courtoisie
En este artículo me propongo explicitar en qué sentido
deberían abordarse algunas palabras y expresiones. No estoy seguro de haberlo
hecho a lo largo del libro que tengo en imprenta, donde probablemente incurra muy a
menudo en cierta sinonimia abusiva (excepto en el caso de “apropiación de la
ciencia” que es una expresión de por sí más intensa y comprometida).
En todo caso, ya sea que realicemos ciertas disquisiciones
teóricas o algunas observaciones pedagógicas muy concretas, hemos preferido
optar por una mirada plural, nutrida de la rica variedad de doctrinas y algo
permisiva ante el desplazamiento del significado de los términos según los
contextos (y según resulte más fundado y oportuno). Es preciso rehuir los dos
extremos: la falsa precisión tanto como la excesiva tolerancia de la vaguedad.
Naturalmente, la prudencia debe ser aplicada en un caso tanto como en el otro.
Claro que es menester evitar las generalidades en el uso de las palabras y las
confusiones conceptuales, pero no de modo tan sistemático que se arriesgue la
pérdida de contenidos relevantes. A veces las nociones interesantes vienen
entreveradas y hay que desagotar el agua sucia pero tratando siempre de
preservar la criatura.
Parece aconsejable, pues, adoptar una mirada que permita
moverse en escenarios muy dinámicos. Tal es el caso del concepto abarcador de
“comunicación de la ciencia” que sugiere Alfredo Marcos (Universidad de
Valladolid). Luego de su lectura uno se siente liberado de la necesidad de
distinguir en todas las circunstancias las diferencias según el contexto en que
se desenvuelva dicha comunicación, lo cual sería un protocolo paralizante
(Marcos, 2010).
En Ciencia y acción.
Una filosofía práctica de la ciencia, Alfredo Marcos ha caracterizado
“comunicación de la ciencia” de un modo confortablemente amplio:
No
importa quién sea el emisor, quién el receptor, cuál el canal o la forma del
mensaje. En los congresos científicos, en conversaciones entre científicos,
entre expertos y políticos, en publicaciones especializadas, en una entrevista
hecha por un periodista a un científico, en un peritaje judicial, en un informe
de un experto, en un parte meteorológico, en un documental televisivo, en
medios de comunicación de masas, en la escuela, en los museos... en todos estos
casos y lugares, que tomamos sólo a título de ejemplo, hay comunicación de la
ciencia (Marcos, 2010, pág. 183).
Continúa el autor abordando varias nociones mucho más
específicas. La “comunicación social de la ciencia” es definida como aquellas
…formas
de comunicación de la ciencia cuyo receptor es la sociedad en general y no, por
ejemplo, un ministro, un juez concreto o la propia comunidad científica. Esta
forma excluiría, por ejemplo, congresos y publicaciones especializadas, pero
incluiría el sistema educativo, los medios de masas, los museos...” (ibídem).
Por su parte, la “difusión o diseminación” las toma como
sinónimos y las define como una
…forma
de la comunicación de la ciencia que pone el énfasis en lo extensional. Se
trata aquí de extender los conocimientos científicos. Esto excluye
(prácticamente) la comunicación entre científicos. El concepto de difusión
parece incluir un elemento de azar o de indiferencia respecto del receptor. La
luz se difunde en todas las direcciones por igual. La difusión no implica
tampoco una adaptación del mensaje al receptor, pone el énfasis solo en el
emisor y en la extensión o propagación del mensaje. Tanto una publicación
especializada como un periódico, una escuela o un museo harían, cada uno a su
modo, difusión científica (Marcos, 2010, págs. 183-184).
Luego aborda las nociones de “divulgación, popularización,
vulgarización”: “Esos términos ya son
más específicos. Podemos tomarlos como cuasi-sinónimos. Todos hacen referencia
al receptor, es decir, el vulgo, el pueblo o el público y, en consecuencia, a
la necesidad de adaptar el mensaje” (Marcos, 2010, pág. 184).
El autor prefiere, en español, hablar de “divulgación”,
tanto ante la alternativa de “popularización”, más usada en inglés (Popular Science) y de connotaciones
positivas, como ante la palabra “vulgarización”, que en español da la idea de
que se degrada algo al comunicarlo, si bien en francés no suena tan así y por
eso es frecuente su uso (vulgarisation
scientifique).
Agrega:
La
divulgación es una forma de comunicación de la ciencia, es también una forma de
comunicación social de la ciencia y un modo de difusión o diseminación de la
misma, pero no uno cualquiera. Es un tipo de comunicación entre la comunidad
científica y la sociedad con adaptación del mensaje al receptor, que puede ser
la sociedad en general o algún sector determinado de la misma. Excluye la
comunicación entre expertos en el mismo campo, que no es divulgación, y la
formación científica en el contexto escolar, así como la simple difusión
científica sin adaptación del mensaje al receptor (opus cit., págs. 184-185).
Por último, son muy importantes las puntualizaciones de
Marcos acerca del “periodismo científico”, porque plantean los cimientos de un
pensamiento crítico :
Es
un tipo de periodismo especializado, centrado concretamente en contenidos
científicos y/o tecnológicos (...) Es importante que el periodismo científico
mantenga su margen de independencia respecto de la comunidad científica. Aquí
hemos defendido una noción de racionalidad prudencial que lo posibilita, y
según la cual el periodista no tiene por qué verse comprometido absolutamente
con los objetivos de la comunidad científica, como exigiría una noción de razón
más cientificista. Antes bien, dispone de terreno independiente desde el que
elaborar criterios de selección y exposición, así como posiciones críticas que
pueden ir desde la aprobación hasta el rechazo.
Para entender los motivos de Marcos, basta pensar en las
investigaciones científicas con destino a la industria de armamentos, o los
apoyos financieros a las asociaciones médicas por parte de la industria
alimentaria de modo de silenciar las protestas referidas a los impactos en la
salud de ciertos hábitos nutricionales, o bien recordar otras prácticas
similares para disimular los impactos negativos en el medio ambiente y la salud
humana por la actividad de industrias agropecuarias y farmacéuticas.
Continúa el autor:
El
periodismo científico es una forma de comunicación social de contenidos
relacionados con la ciencia y la técnica. Pero cuando hablamos de periodismo
científico nos referimos a un tipo de comunicación que va en todas las
direcciones: no sólo desde la comunidad científica hacia el gran público, sino
también a la inversa, y entre la comunidad científica y los políticos, entre
los gestores de la ciencia y el público, incluso entre científicos de distintas
especialidades. Como efecto indirecto o como instrumento al servicio de fines
periodísticos, se produce sin duda difusión y divulgación de la ciencia, pero
ése no es el objetivo del periodismo científico (...) Por poner un ejemplo,
está claro que para informar u opinar sobre una cuestión como la gripe aviar
será de gran utilidad aportar al lector nociones divulgativas de virología.
También es cierto que para elaborar y hacer llegar al público contenidos
científicos puede resultar útil adoptar un lenguaje periodístico y utilizar los
medios de comunicación de masas. Esto hace que a veces se tome “periodismo
científico” como sinónimo de “divulgación”. Sin embargo, es importante
diferenciar ambas nociones (Marcos, 2010, págs. 186-187).
Hasta aquí las útiles distinciones terminológicas y
conceptuales de Alfredo Marcos en Ciencia
y acción. Una filosofía práctica de la ciencia. En suma: en la difusión
importa el emisor; en la divulgación, el receptor; en cuanto al periodismo
científico, puede apelar a las dos anteriores pero su agenda, por decirlo así,
es diferente: es una rama del periodismo, no consiste de una mera comunicación
de noticias, podría incluir opinión, investigación, y emisores y destinatarios pueden ser muy variables.
Nos queda entonces por caracterizar la “apropiación social
del conocimiento” y como un caso particular de ella la “apropiación social de
la ciencia”.
Con ánimo de complementariedad, ahora seleccionaremos
pasajes de Cipriano Barrios Alonso (Universidad de Oviedo) en su sugerente
artículo “La apropiación social de la ciencia: nuevas formas”. Respecto de la
“apropiación social del conocimiento”, Barrios Alonso afirma:
El
término “apropiación social”, referido al conocimiento en general y en
particular a la ciencia y la tecnología, tiene un amplio uso y parece
consolidado firmemente tanto en el ámbito académico como en el de la política
(López Cerezo y Cámara Hurtado, 2004, pág. 31). No obstante sería conveniente
revisar su significado y replantear su sentido a la vista de las nuevas vías
que se abren y de los nuevos modos de relación entre los generadores del
conocimiento científico y tecnológico y la sociedad en que éstos se insertan.
Si recurrimos a explorar desde la base el significado del término
“apropiación”, encontramos que el diccionario lo define como “acción y afecto
de apropiar”. Ello nos conduce al significado de “apropiar”, cuyas acepciones
pueden encuadrarse básicamente en dos: una asociada a un cambio de propietario
y otra asociada a adecuar algo a una cosa. Tomaremos como base para nuestra
discusión estas dos acepciones. La primera implica claramente el que alguno
pase a tener como propia alguna cosa, pero que no era suya inicialmente. Por
tanto, este sentido se asocia a un cambio de dueño que incluso puede, como se
remarca en alguna acepción de las que reseña el diccionario, introducir una
cierta noción de forzamiento (Barrios Alonso, 2008).
Resume el panorama vinculado a ambas acepciones en pocas
palabras:
La
acción política pública y los análisis teóricos asociados a ella comparten la
presuposición de la conveniencia o necesidad de hacer a la sociedad dueña de un
conocimiento que hasta el momento no es suyo (...) La segunda de las acepciones
apunta hacia la adecuación de lo aplicado al soporte que lo recibe, pero sin
que aparezca explicitada ya la connotación de ser ajeno. Si probamos utilizar
“apropiación social de la ciencia” con esta acepción veremos que el sentido
inicial se transforma en otro mucho más potente, en el que el conocimiento
científico ya no se plantea como una construcción al margen de la sociedad ni en
su génesis ni en su uso (ibídem).
Según Barrios Alonso, la riqueza de la expresión
“apropiación social del conocimiento” se puede vincular a ambas de las
dimensiones señaladas:
Mientras
que la primera acepción conduce a plantear e intentar resolver el problema de
la transmisión del conocimiento científico y técnico de quienes lo poseen a los
que no, la segunda conduce a replantearlo como un problema de redistribución
del conocimiento, redefiniendo el papel de los actores implicados y disolviendo
la brecha aparente entre el sistema de ciencia y tecnología y el resto de la
sociedad (ibídem).
Es esencial insistir en que la ciencia y la tecnología no
suponen un conjunto de expertos aislados
en sus respectivas comunidades, generando conocimiento e innovaciones que luego
recibiría la sociedad como mera consumidora o receptora pasiva, en el mejor de
los casos, de dichos avances. La apropiación social del conocimiento y en
particular la apropiación social de la ciencia, involucran dinámicas complejas
y profundas interacciones.
Estos conceptos, naturalmente, recorren las páginas de
muchos artículos de revistas académicas, de libros e incluso de documentos
oficiales de países de España y América Latina.
En aras de la brevedad, vamos a elegir un solo ejemplo, por su feliz
condensación de ciertos elementos que debemos tener siempre presentes. Por
ejemplo, según un documento elaborado por Lozano y Maldonado, del Grupo de
Apropiación Social del Conocimiento perteneciente a COLCIENCIAS (Colombia):
La
apropiación social del conocimiento es entendida como un proceso de comprensión
e intervención de las relaciones entre tecnociencia y sociedad, construido a
partir de la participación activa de los diversos grupos sociales que
generan conocimiento. Este
proceso tiene las
siguientes características:
·
Es organizado e intencionado.
·
Está constituido por una red
socio-técnica en la que participan grupos sociales expertos en ciencia y
tecnología, y los distintos sectores que intervienen en la constitución de
estos procesos generan mediaciones.
·
Posibilita el empoderamiento de la
sociedad civil a partir del conocimiento.
·
Implica –inclusive en las relaciones
más asimétricas–, traducción y ensamblaje dentro de los marcos de referencia de
los grupos participantes. Apropiación no es enajenación.
·
Comprenderlo así amplía las
dinámicas de producción de conocimiento más allá de las sinergias entre
sectores académicos, productivos y estatales,
incluyendo a las comunidades y a
grupos de interés de la sociedad civil. De esta manera se integran apropiación
e innovación en un mismo
plano, bajo el
principio de construcción social
del conocimiento.
El documento continúa con aclaraciones muy pertinentes para
nuestros fines:
La apropiación
social del conocimiento
es el fundamento
de cualquier forma
de innovación, porque
el conocimiento es una construcción
compleja, que involucra la interacción de distintos grupos sociales. La
producción de conocimiento no es una construcción ajena a la sociedad; se
desarrolla dentro de ella, a partir de sus intereses, códigos y sistemas. Por
otra parte, la innovación entendida como la efectiva incorporación social del
conocimiento en la solución
de problemas o en el
establecimiento de nuevas relaciones, no es más que la interacción entre
grupos, artefactos y culturas sociales de expertos y no expertos. La apropiación no es una
recepción pasiva; involucra siempre un ejercicio interpretativo y el desarrollo
de unas prácticas reflexivas (Lozano y Maldonado, 2010, pág. 22).
Hay
una frase que parece resumirlo todo: “La producción de conocimiento no es una
construcción ajena a la sociedad; se desarrolla dentro de ella, a partir de sus
intereses, códigos y sistemas”. Pero retengamos también estas características o
énfasis: estamos ante procesos que involucran “la interacción de distintos
grupos sociales”, “de expertos y no expertos” y sobre todo que “la apropiación no es una recepción pasiva;
involucra siempre un ejercicio interpretativo”.
Ojalá que podamos hacernos cargo de esa agenda, tan noble como ambiciosa.
REFERENCIAS
LOZANO BORDA, Marcela
y MALDONADO, Oscar Javier (2010). Estrategia
nacional de apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Edición del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación,
COLCIENCIAS, República de Colombia. http://www.colciencias.gov.co/sites/default/files/upload/paginas/estrategianacional-ascti.pdf
Ver también: http://www.colciencias.gov.co/portafolio/mentalidad-cultura/apropiacion-social
Ver también: http://www.colciencias.gov.co/portafolio/mentalidad-cultura/apropiacion-social
MARCOS, Alfredo (2010). Ciencia
y acción. Una filosofía práctica de la ciencia. FCE. México.
BARRIO ALONSO, Cipriano (2008). “La apropiación social de la
ciencia: nuevas formas”. Revista Iberoamericana de Ciencia Tecnología y
Sociedad. V.4 N.10, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, enero 2008. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1850-00132008000100014
LÓPEZ CEREZO, J. A. y M. CÁMARA HURTADO (2004). “Apropiación social de la ciencia", en Percepción social de la ciencia y la tecnología, Madrid, FECYT. Citado por Barrio Alonso (2008).
LÓPEZ CEREZO, J. A. y M. CÁMARA HURTADO (2004). “Apropiación social de la ciencia", en Percepción social de la ciencia y la tecnología, Madrid, FECYT. Citado por Barrio Alonso (2008).
PAUL HOYNINGEN-HUENE (ZURICH)
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ CEREZO (OVIEDO)
Otra recomendación sobre López Cerezo:
Conferencia: "La confianza en la sociedad del riesgo", José Antonio López Cerezo, Universidad de Oviedo, España. En el marco del Coloquio: Ciencia, tecnología y educación: miradas desde la filosofía de la ciencia. Organizado por la Facultad de Información y Comunicación, Universidad de la República. Apertura: Prof. Gladys Ceretta, Decana FIC; Prof. Mario Barité, Director Inst. Información; Prof. Federico Beltramelli, Director Inst. Comunicación; Prof. Jorge Rasner, Coordinación Coloquio FHC. 10/5/2017 Facultad de Información y Comunicación, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay.
http://www.asuntospublicos.tv/ciencia-y-tecnologia/ciencia-y-tecnologia/la-confianza-en-la-sociedad-del-riesgo/
2016: COLOQUIO DE FILOSOFÍA
E HISTORIA DE LA CIENCIA, FIC-UdelaR
E HISTORIA DE LA CIENCIA, FIC-UdelaR
2017: I COLOQUIO DE FILOSOFÍA
E HISTORIA DE LA CIENCIA DEL RÍO DE LA PLATA
E HISTORIA DE LA CIENCIA DEL RÍO DE LA PLATA
Siguen dos ponencias del I Coloquio de Filosofía e Historia de la Ciencia del Río de la Plata. V Coloquio de Filosofía e Historia de la Ciencia. Facultad de Información y Comunicación, "Ciencia, tecnología y educación. Miradas desde la Filosofía de la Ciencia". Universidad de la República, Uruguay. 10-12 de mayo de 2017.
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