AGUSTÍN COURTOISIE: DEL CINE A LA
FILOSOFÍA / SEPARATA LIBROS & VÍDEOS / OLIVER SACKS: AUTOBIOGRAFÍA / BERRO & COHEN & SILVA
BALERIO: ENGARRONADOS/ BYUNG-CHUL HAN:
PSICOPOLÍTICA / PABLO VALLE: LA CEGUERA DEL PODER
Aula de la UIPPL
No. 4 “Santiago Vázquez”.
Jueves 9 de noviembre de 2017. Foto de Richard
Fariña
DEL
CINE A LA FILOSOFÍA
Agustín
Courtoisie
“¿Le parece hablarnos de libertad acá?”
me dijo un recluso casi en voz baja, con mucho respeto, una mañana de noviembre
de 2017 en el Complejo Penitenciario de Santiago Vázquez. Yo venía hablando de la
libertad en filosofía y la diapo
mostraba en la pantalla un Jean-Paul Sartre juvenil y la frase: “Cada hombre es
lo que hace con lo que hicieron de él”. Entonces le contesté, glosando a Sartre,
que estamos condenados a elegir y que siempre hay un margen: “Tú podrías estar
afuera mirando el pasto pero decidiste venir a oír esta charla”. *
Seguro que eran buenos sus motivos. Así
que no pareció convencerse, ni él ni los demás presos, hasta que escuchamos todos
juntos un fragmento del tema de Tabaré Cardozo “En el umbral” y analizamos la
letra: “Cada uno carga con su alma y con
su cruz / para dar batalla en las tormentas. / Cada uno carga con las sombras y
la luz / tras de los espejos que se enfrentan. / Y en la brevedad, de la
eternidad / cada hombre elige su destino. / Justo en el umbral, donde el bien y
el mal / echan a la suerte los caminos”.
La canción les cambió el semblante. Querían seguir escuchando y yo la
corté porque necesitaba pasar a otro tema: las luchas del honor en la sociedad
actual, desde Pappo y el rock “Mi vieja”, hasta las batallas juveniles de rap free style.
En realidad, no es nada nuevo el recurso
de utilizar audiovisuales para enseñar las más variadas disciplinas. En
historia del arte y arquitectura su uso parece obvio, al igual que para
explicar ciencias naturales, física o astronomía. El tiempo ha ido ampliando el
abanico de posibilidades y la experiencia sugiere que, en particular, ciertos
conceptos de la filosofía y las ciencias sociales habilitan modos de conexión
con el estudiante prácticamente vedados a las clases expositivas.
Cuando hablo de “audiovisuales” me
refiero a distintas formas de comunicación que incluyen desde luego al cine,
pero también al videoclip, a las series, al registro de un concierto, a un
corto publicitario, a un video casero de
YouTube, a cualquier registro sonoro y
visual que circule por las redes sociales o la TV. Desde hace unos quince años
he aplicado de forma sistemática este recurso y me consta que el modo personal en
que cada uno lo utiliza provoca experiencias que suelen ser gratificantes pero
siempre muy diferentes, tanto para el docente como para los grupos donde esta
modalidad se hace costumbre.
Desde los tiempos de mis cursos de
ensayo, cine y filosofía en la Unión Latina de Thomas Lowy, o de la Diplomatura
en Gestión Cultural de la Ex Fundación Bank Boston, hasta los doce años de
dictar diferentes materias en una universidad privada (Universidad ORT Uruguay), la apelación sistemática
a fragmentos audiovisuales para explicar cuestiones de cierto nivel de
abstracción me ha reportado una experiencia invalorable en lo personal. Pero
además, si no me engaño mucho, ha detonado también a lo largo de los años
procesos de aprendizaje notables en muchas otras personas.
De
Gorlero a Santiago Vázquez
Hace pocos años fundamenté esta
perspectiva dejando bien claro que estos materiales no se deben incluir como
elementos de mera “motivación” sino que constituyen en sí mismos objetos de
indagación e interpretación, al igual que si se tratase de libros o artículos
de prensa dentro de un curso universitario. La experiencia internacional es
abundante en tal sentido y hacia el año 2012 bastaba para comprobarlo hojear el
portal de la Universidad de Harvard en varias asignaturas.
Sin pretender una
enumeración exhaustiva: “Anthropology and Film” se enfocaba en el registro
etnográfico tanto como en el cine de ficción; “The Politics of Language and
Identity in Latin America” incluía música y cine de difusión popular; y el
curso “The Horror of Anthropology” exploraba específicamente las convenciones
culturales del cine de horror. Son dignas de muy especial mención materias como
“Creole Pop Iconographies” y “The Frankfurt School, Film, and Popular Culture”,
por su dimensión mediática y desde luego visual entre otras (Harvard University
2012-13, Course Catalog, Faculty of Arts and Sciences).
Para ilustrar el mismo recurso
pedagógico con distintos cometidos, el fomento de la argumentación razonable y
la apropiación cabal de cuestiones multidimensionales como las referidas al
arte popular, el cambio climático, las drogas, el terrorismo o las migraciones,
requiere participar, en algún grado al menos, de cierta mirada integral,
compleja, como la asumida con orgullo en instituciones francesas en áreas de
investigación. Por ejemplo, en el portal de Paris Diderot puede leerse: “La
investigación es realizada por laboratorios repartidos en los tres grandes
sectores (Medicina / Ciencias / Letras y ciencias humanas y sociales). Si bien
el nivel de especialización es grande en cada una de las disciplinas, la
originalidad de Paris Diderot reside en fomentar las investigaciones
interdisciplinarias innovadoras”.
Por si fuera poco, el paradigma de la
complejidad, la conciencia de los múltiples impactos entre dimensiones
dispares, surgen con claridad de la declaración del portal de la Université de
Paris-Sorbonne: “La política de investigación está basada en la sinergia de
tres campos principales: las disciplinas de letras y ciencias humanas (de las
más clásicas a las más recientes); las lenguas y civilizaciones; la aplicación
de métodos informáticos a las ciencias humanas, incluidas las ciencias del
lenguaje”.
De modo que hay buenos fundamentos para optar por la estrategia de ver
para entender. Es decir, usar audiovisuales para habilitar una apropiación más
eficaz de un tema, como quien muestra un organismo viviente, desempeñando
alguna de sus funciones vitales delante de la cámara.
Tuve oportunidad de teorizar en varias
oportunidades sobre esta perspectiva. Por ejemplo, en 2008 en la serie de
artículos “Cine para entender el mundo”, en la revista Letras Internacionales,
publicación elaborada por la coordinación académica de la Licenciatura en
Estudios Internacionales de Universidad ORT Uruguay. Pero nada mejor que proporcionar un par de
buenos ejemplos para mostrar la ductilidad del método.
El 20 de octubre de 2017, fui invitado a
compartir una jornada sobre “La caverna de Platón” en el Espacio Cultural Gorlero,
junto a Alejandra Legorburo, directora honoraria de Nueva Acrópolis Maldonado. El
nexo lo había facilitado la generosidad de Pascual Barbalace, asistente de los
encuentros semanales de Africanía en Montevideo.
Entonces analicé la tercera temporada de la serie Black Mirror de Charlie Brooker, para mostrar la vigencia de algunos conceptos
clave en Platón. Por ejemplo, me referí a las amenazas al honor en "Shut
Up and Dance"; a la idea de que conocer es reconocer en "Men against
Fire", sea en virtud de los implantes cerebrales que desfiguran la
percepción de los soldados en ese episodio, o por la ideología pura y dura que
justifica crímenes; y también a la posible preservación de la identidad bajo
distintos "envases" en "San Junípero", y algunas otras
cuestiones conexas con la perduración de la mente después de la muerte.
La
metáfora de la caverna platónica también permitió hablar de los medios masivos
y lo que presentan como “realidad”. Una audiencia nutrida, de todas las edades,
siguió atenta las reflexiones, aunque no hubo otra exhibición que las diapo de
una presentación con imágenes fijas.
Pero regresemos al Complejo Penitenciario de Santiago Vázquez. El jueves 9 de
noviembre de 2017 yo había concurrido como voluntario, junto al paleontólogo
Richard Fariña, para dar una charla sobre temas consensuados con referentes
pedagógicos del centro. La entonces funcionaria Alicia Sadetzki, estudiante de
mi taller semanal sobre cine y
filosofía, me había propuesto que fuera, o llevara a alguien para hablar
de literatura, disciplina que los propios reclusos solicitaban. Por eso fue que
Fariña habló de “La ciencia como literatura” y yo me ocupé de “Los filósofos
como escritores”. De ahí la mención a Sartre de la anécdota inicial.
Durante
dos horas la atención fue extraordinaria, las interrogantes se multiplicaron
desde una audiencia de unos treinta y pico de reclusos, que interactuaban con
total naturalidad y corrección. Importa subrayar que pude, por ejemplo, hablar
de la existencia de Dios como problema filosófico y sugerir que entre creer y
descreer puede haber otra alternativa: la búsqueda, mezcla de duda y esperanza.
De nuevo acudió en mi ayuda un breve
fragmento del espectáculo de Agarrate Catalina, “El corso del ser humano”: “Un ser humano inmensamente solo / alumbrando
como puede / con la pobre lucecita remendada de su fe, / la gigantesca nada./
(…) Un ser humano aferrándose a la idea, / reclamando la posibilidad, / suplicando
la existencia / de un orden, de un algo / Que explique lo inexplicable”. Sin
ver los gestos del que monologaba, sin escuchar su voz, se hubiera hecho mucho
más difícil explicar la cuestión de la existencia de Dios y sus ricas
alternativas.
¿Qué muestran estos heterogéneos
ejemplos? Que sabiendo cortar los trozos a exhibir, es mejor ver (y oír) para
entender. Siempre que la palabra acuda luego a iluminar con más profundidad y
sentido, como pedía Sartori en su famoso Homo
videns. La sociedad teledirigida. Otra experiencia, en un espacio cultural
del barrio Palermo de Montevideo, permitirá mostrar algunos detalles adicionales.
Encuentros
Ciné-Filos
Inicialmente la idea era crear un club
de debates, o al menos una suerte de taller de teoría de la argumentación. El título pretendía jugar con una sonoridad
parecida al café-filó de los
franceses. La Asociación Civil Africanía, gracias a la buena disposición de su
director Tomás Olivera, ofreció su sede para estos encuentros durante siete
meses.
El taller fue siempre de carácter
gratuito. Claro que esto no era teoría del cine, ni historia del cine sino una
propuesta para cruzar cine y filosofía. Para la teoría de la argumentación y la
identificación de falacias, estaba previsto leer autores como Perelman y Olbrechts-Tyteca,
Van Esmeren y Grootendorst, Sagan y, por supuesto, Vaz Ferreira y su Lógica viva. Finalmente Carl Sagan y el capítulo 12 de El mundo y sus demonios acaparó la lectura minuciosa. Ocurre que para
muchos participantes de los encuentros, carentes en su mayoría de formación
filosófica, Vaz Ferreira hoy –increíblemente- resulta complicado o tedioso, en
cambio Sagan define con rapidez cada
falacia.
La experiencia cinematográfica
fue elocuente por sí misma, con escenas de 12 Angry Men (Sidney Lumet, 1957) y una selección de pasajes de discusiones
políticas de House of Cards (David
Fincher, Kevin Spacey, 2013). Para aprovechar mejor ese clásico de Sidney Lumet
lo más aconsejable es La filosofía va al
cine (Tecnos/Alianza, 2005) de Christopher Falzon, capítulo “El Santo
Grial. El pensamiento crítico”. Pero no muchos siguieron mi consejo.
Dedicamos semanas enteras al problema
del reconocimiento en la filosofía, desde Hegel hasta Richard Sennett, Francis
Fukuyama y Axel Honneth. La lectura de libros como El respeto (Sennett) o Confianza
(Fukuyama) no suscitó tantas enérgicas discusiones como Ómnibus 174 (José Padilha, 2002) o la imperdible escena del juicio
con Al Pacino como Shylock en El Mercader
de Venecia (Michael Radford, 2004).
No es exhaustiva, por supuesto, esta
lista, que apenas procura mostrar unos apuntes más o menos representativos de
los encuentros ciné-filos, edición 2017. Pero debe decirse que la cuestión del
poder enfocado desde la filosofía política involucró lecturas como algunas
páginas de Joseph Nye y su soft power,
ilustrado luego por La Reina (Stephen
Frears, 2006) Y también vimos y quizás algunos leyeron, la polémica entre Noam
Chomsky y Michel Foucault en la TV holandesa. El film basado en hechos reales En el nombre del padre (Jim Sheridan,
1993) fue ocasión de reflexiones algo ásperas: el terrorismo de Estado condenó
a un grupo de personas inocentes a la cárcel y a la muerte, a partir de lo
ocurrido en tiempos conflictivos entre Irlanda
del Norte y los ingleses. Recomendé textos de Michael Walzer para este punto.
Slavoj Žižek es uno de mis favoritos
para vincular cine con filosofía, psicología profunda, filosofía política y
demás. En toda su obra escrita sus referencias al cine son constantes pero debe
mencionarse Lacrimae Rerum. Ensayos sobre
cine moderno y ciberespacio (Debate, Buenos Aires, 2006). Sin embargo,
mejor que sus digresivos textos, son preferibles sus documentales La guía cinematográfica del perverso (2006)
y La guía perversa de la ideología (2012).
Claro que cuando se trata de ilustrar otras tendencias teóricas, por ejemplo,
acerca de las funciones de los medios masivos, es mejor leer con detenimiento a
Robert Merton y Paul Lazarsfeld y luego comprobar la “reafirmación de normas
sociales” con films del gran documentalista argentino Enrique Piñeyro, como El Rati Horror Show (2010) o Fuerza
Aérea S.A. (2006).
Pensar
mirando
No abundaré en los fundamentos
pedagógicos porque estas líneas constituyen la crónica de una experiencia y no un artículo académico. Pero debo
señalar al menos que se justifica el uso selectivo pero sistemático de
audiovisuales a efectos de:
a) Disponer de referencias compartidas
claras. Cuando un grupo posee en su acervo el haber visto y analizado
determinados audiovisuales, toda explicación o debate puede referirse a ellos,
sin la complicación del discurso que apela a lecturas de autores, hecho harto
más improbable. Por ejemplo, es más
fácil que todos hayan visto Where to
invade next (2015) de Michael Moore y asumiéndolo partir de allí para
realizar una explicación.
b) Optimizar el uso del tiempo en el
acceso a un tema. Es claro que leer libros no ahorra ver películas. Ni ver
películas dispensa de leer libros. Pero pudiendo introducirnos en los sutiles
detalles de una realidad nueva para nosotros, parecería que en cada momento, lo
mejor, es apelar al recurso que más elementos nos transmita y en menos tiempo.
¿Cuánto tiempo lleva leer un libro de historia comparado con una reconstrucción
cinematográfica seria de un período histórico? ¿Sería razonable prescindir de
infografías o animaciones para cotejar mejor datos estadísticos?
c)
Lograr una comprensión más integral del asunto abordado. Después de todo, un acceso integral, emotivo y racional a la
vez, a determinada problemática –que insume menos de dos horas, a lo máximo, si
se trata de una película– no parece un recurso desdeñable. El hecho de
que un audiovisual supone siempre un guión o una narración, da un significado
que se percibe en una mirada de conjunto y perdura en la memoria porque se
asocia a un relato.
Durante
el ciclo 2017 de los encuentros ciné-filos de Africanía, recibimos profesores
invitados a exponer sobre temas muy diferentes. En todos estos casos, los
puntos anteriores se mostraron notoriamente relevantes.
“Pensar mirando”. Nicolás Erramuspe y Santiago López.
24 de octubre de 2017
En
primer lugar, la teoría del cine estuvo presente en la charla “Pensar mirando”,
en la cual Nicolás Erramuspe y Santiago López (ambos de la FIC-UdelaR) dieron
muestras a las claras de su erudición. Nicolás Erramuspe abordó "Invasión
británica: Grierson, ideología y política en el cine-documental".
¿Entretenimiento o arte? En realidad, el cine puede ser considerado una “institución”,
en el sentido de mostrar en forma persuasiva el sentido de los grandes
emprendimientos de las naciones y de la multitud de seres anónimos que los
hacen posible. En un momento dijo Erramuspe: “Los ingleses han sido claros en
llamar al documental Non-Fiction. O
sea no ficción - no definición, como indica Antonio Weinrichter. Y en ese vacío
es donde Grierson crea su definición canónica”.
La
venida de Grierson al Uruguay, su posible incidencia en nuestro país, ciertos
ejemplos incómodos como "Uruguay hoy" de la DINARP, el film Dunkerke (Christopher Nolan, 2017) o
cierta aplicación involuntaria de las nobles inspiraciones de Grierson como el
programa "Industria uruguaya" conducido por Nano Folle (Canal 10),
sugirieron las múltiples direcciones de la enorme aplicación práctica de algo
que en principio podría parecer una curiosidad histórica, de interés apenas
“teórico”. Por ello se analizó un fragmento de Drifters (1929) de Grierson.
Por su parte, Santiago López ofreció su "Crítica a la representación pura:
lo obtuso y el a-cinemá". Su exposición fue profunda y exigente. Pero lo
fue, por cierto, de modo muy inusual respecto de lo que a menudo leemos o
escuchamos sobre el vasto mundo del audiovisual y del problema filosófico de la
“representación”.
López
comenzó escribiendo mal, en forma adrede, la palabra “representación”, con
incompletas letras mayúsculas, con un marcador negro sobre la pizarra blanca.
Su escritura era deliberadamente precaria y desde el vamos planteaba el
problema de la engañosa incompletud de toda representación. Luego se concentró
en una escena célebre de Blow Up
(Antonioni, 1966). Afirmó López: “Por un lado, toda representación supone el
beneficio de la economía del signo: puedo acceder a la narrativa de cualquier
objeto a través de la mediación de la imagen. Pero por otro lado, también
supone un veneno: ¿hasta qué punto puedo separar aquello que es real de aquello
que es una ilusión de la representación?”. Deberíamos releer cien veces esa
frase, antes de sentarnos a ver el informativo todas las noches. Los autores en
el núcleo de la exposición de Santiago López fueron Barthes y Lyotard. El
estilo de Santiago López es peculiar; va pensando a medida que va explicando,
es como si viéramos al chef en plena
cocina inmediatamente antes de servirnos un delicado plato.
“Mujer, cine e Islam”. Susana Mangana. 31 de octubre de 2017
Otra
visita importante del ciclo 2017 de los encuentros de cine y filosofía de
Africanía, fue la profesora Susana Mangana de
la Universidad Católica del Uruguay, responsable de la Cátedra de Islam
y Mundo Árabe. La convocatoria se realizó bajo la consigna “Mujer, cine e
Islam”. La especialista ilustró muchos de los conceptos clave de ese mundo de
gran riqueza histórica y cultural, a través del comentario de películas como La bicicleta verde (2012) de Haifaa Al-Mansour Al Zulfi (Arabia Saudita) y
La fuente de la mujeres (2011) de Radu Mihaileanu. Así como no se
puede generalizar acerca de “la” mujer occidental, porque las experiencias son
múltiples, tampoco deberíamos hacer afirmaciones monolíticas acerca de las
mujeres musulmanas. La exposición de dos horas abarcó muchos aspectos, y el
cine una vez más se reveló como una vía artística y disfrutable para ingresar a
ese mundo que ignoramos, o que conocemos por medio de simplificaciones
groseras.
El
mismo día que la profesora Susana Mangana dio su charla, el profesor Gastón
Sosa Michelena la prologó con una breve presentación de su hermoso libro Guiños
de un profesor. Educación y cine (Torre del Vigía, 2016). Esas páginas de
Gastón Sosa constituyen una reflexión vocacional y desde el aula, hecha con
mucha perspicacia. Incluye un nutrido conjunto de fichas de películas para
utilizar en clase sobre distintos temas.
Después
de esta apretada crónica, que deja muchos títulos fuera, se abren en el futuro
buenas perspectivas para el uso filosófico y científico de audiovisuales en
contextos de educación formal tanto como en el ámbito de la tarea educativa no
formal de municipios, asociaciones civiles, centros de reclusión y espacios
culturales. Muchos docentes ya están embarcados desde hace años de un modo u otro
en esta estrategia, dentro de sus diferentes posibilidades. Los estudiantes no
solamente reciben la propuesta con
naturalidad sino que esperan que se
apele en algún grado a recursos audiovisuales como lo pude comprobar en numerosas
oportunidades.
Por
mencionar una experiencia reciente, el viernes 8 de setiembre de 2017
compartimos una charla sobre ciencia, tecnología y educación en el CERP de
Colonia, junto a los colegas Marina Camejo y Pablo Melogno. En mi intervención
resumí algunas ideas ya expresadas en el coloquio «Ciencia, tecnología y
educación: miradas desde la filosofía de la ciencia» realizado en mayo 2017 en
ambas orillas del Río de la Plata (FIC-Udelar, Universidad Católica de Buenos
Aires). Yo hablé de la ciencia como proceso social, invité a la apropiación
ciudadana de la ciencia y vimos un fragmento de The Human Experiment (Dana Dachman & Don Hardy, 2013) donde se
documentan prácticas de engañosa comunicación corporativa y lobbying.
CERP Colonia. 8 de setiembre de 2017
En
cuanto a nuestra personal peripecia, en lo referido a la serie de artículos
“Cine para entender el mundo” y la experiencia de Africanía, el lector
interesado en obtener más información puede acudir a contenidos anteriores de
este mismo blog.
Importa
consignar que al final de la charla en el Centro Penitenciario de Santiago
Vázquez, los reclusos, muy jóvenes en su mayoría, se acercaron a pedirnos que
regresáramos con más charlas de ciencia, filosofía y literatura. Trabajamos ahora con otros colegas para
coordinar y planificar un programa básico, que prolongue y aproveche todo lo
que ya están haciendo otros docentes en ese ámbito tan difícil. Yo cometí la
imprudencia, quizás, de ir a hablar de las distintas posturas sobre la
existencia de Dios, sobre la libertad según Sartre y las luchas del honor y el reconocimiento
en la filosofía actual. Sin embargo, no salió mal.
Se
necesita mucho autocontrol para escuchar con atención durante dos horas y hasta
preguntar sobre todo eso. Se necesita vencer el deseo de no pensar y pasar al
acto, abrir la puerta e irse al patio. Después de todo, era un día soleado y
sonaban los repiques de una cuerda de tambores. Las familias de los presos ya
estaban llegando porque era día de visita. Pero ellos permanecieron sin
presiones en el salón de clase, escuchando.
Ojalá
hubiéramos conversado mucho antes.
*
Donde se hace referencia a “Centro
Penitenciario” debería decir UIPPL (Unidad de Internación de Personas Privadas
de Libertad) No. 4 “Santiago Vázquez”. Fuente: “Ver para entender. Del cine a
la filosofía” de Agustín Courtoisie, fue publicado originalmente en la revista
Relaciones Nro. 403, Diciembre 2017, págs. 31-33.
* * *
SEPARATA LIBROS & VÍDEOS
OLIVER SACKS: En movimiento.
Una vida. Anagrama, Barcelona, 2015. 450 págs. Traducción de Damià Alou.
Es para poner en movimiento la vida
de cualquiera esta autobiografía del médico británico Oliver Sacks (1933-2015).
Muy conocido a través de libros como
Despertares –que dio origen al film
del mismo nombre– , La isla de los ciegos al color, Un antropólogo en Marte, o El hombre
que confundió a su mujer con un sombrero, entre muchos otros, pese a su inmenso éxito literario y a
su celebrada empatía con graves pacientes neurológicos, recibió críticas de
algunos de sus colegas y de defensores de las personas en situación de discapacidad.
Por ejemplo, alguien para referirse a Sachs habló del “hombre que confundió a
sus pacientes con una carrera literaria”.
Judío, ateo, narrador
extraordinariamente seductor, en esta autobiografía habla de su complicada familia,
de su gusto por las motos, la natación, las pesas, los experimentos con drogas
y muchos detalles –sobre todo afectivos pero no en forma excluyente– de sus vínculos
homosexuales. Cuando se enteró su madre le dijo: “eres una abominación, ojalá
no hubieras nacido” (pág. 19). Su ida a los EE.UU involucró un cambio
significativo: múltiples instituciones se beneficiaron de sus aportes
científicos y humanitarios.
Conoció a Robert de Niro y sorprenden
gratamente las descripciones que da de “Bob” y en especial de Robin Williams,
cuando se filmó Despertares, con base
en el libro del mismo nombre.
El epígrafe de Kierkegaard del libro
es tan agudo como todas y cada una de estas páginas generosas (por momentos
livianas, por momentos trágicas, pero siempre atractivas): “La vida hay que
vivirla hacia adelante, pero sólo se puede comprender hacia atrás”.
En realidad, ese consejo puede ponerse
en duda porque es tal la fascinación que
genera En movimiento, que el lector deseará
andar a los saltos con la línea de tiempo. Y puede que vaya, como me ocurrió a
mí, del epígrafe a las estupendas fotos en color y en blanco y negro. Y luego caiga
ansioso y por azar en la página 343, a partir de la cual se narran las
incidencias tras bambalinas de Despertares
y las conversaciones con Robin
Williams que haría de médico.
Algo lo llevará a la página 134 y
135, donde narra una alucinación terrible después de experimentar con un
fármaco indicado para el Parkinson, mientras prepara huevos con jamón para sus
amigos. La lectura seguirá pareja y usted no se va a distraer porque en la página 140 relata sus amoríos con Mel, un joven que hacía el
servicio militar en la armada. En la página 143 puede que se distienda por una bizarra
escena de sexo con Mel, hasta el trágico encuentro tiempo después en un baño
gay de San Francisco. Allí se vieron por última vez y su amigo confirmó el
origen de las múltiples manchas en la piel: neurofibromatosis.
Muchos capítulos
más tarde, Sacks se enfrentará al terrible diagnóstico de un melanoma en su ojo
derecho (pág. 421). Pero ese hombre era puro proyecto y energía en 2008, con 75
años, conoce y se enamora de Bill Hayes, el autor de The Anatomist.
Dicho todo lo cual, declaro que no
es aconsejable ese método, similar al sugerido por Julio Cortázar en Rayuela. Lea todo de corrido, no cometa
el error que cometí yo. Es que llegó un momento en que cada capítulo me
resultaba conocido por haberlo leído antes a través de ese picoteo. Pero por
culpa de esa ansiedad voraz estuve a punto de perderme la semblanza que nuestro
autor hace de Francis Crick, que descubrió junto a James Watson la estructura
de “doble hélice” del ADN, y después se dedicó a temas muy similares a los de
Sacks (pág. 386 y siguientes).
En movimiento había
circulado hace tiempo en librerías de Montevideo.
Pero con todo lo que hay para leer –y ver– lo postergué. Ya devoré esta
autobiografía y ahora estoy buscando los demás libros de Oliver Sacks que había
dejado de lado. Fiel a mi modus operandi
voy a empezar por uno de los últimos: Alucinaciones.
* * *
GRACIELA BERRO, JORGE COHEN, DIEGO SILVA BALERIO, Engarronados. Relatos y experiencias de
adolescentes en el sistema penal juvenil. Edición de BetúmSan – Defensa de los Niños Internacional
Uruguay – Proyecto Regional de Justicia Juvenil. Montevideo, 2008. 154 págs.
Este libro tiene casi 10 años pero lo
esencial en él sigue siendo vigente: “La tasa de homicidios cada 100.000 habitantes de nuestro país es la
más baja de Latinoamérica y la participación de los adolescentes en este grave
delito es estable desde hace más de 15 años. A pesar de esta evidencia, los
ciudadanos nos sentimos amenazados, tenemos miedo de los adolescentes, cruzamos
la vereda cuando vemos a algunos de ellos en las calles de Montevideo”. Vea el
lector los datos de marzo de 2017: http://www.republica.com.uy/tasa-de-homicidios/
Graciela Berro es una ex jueza de
menores, Jorge Cohen es psicólogo y Diego
Silva Balerio es educador social. Es una combinación formidable para enfrentar
los crudos testimonios de los menores
involucrados en este libro, verdadero núcleo duro de estas páginas, cuya
lectura conmoverá a cualquier persona que haya logrado conservar los ojos despejados
de las mentiras constantes de los medios de comunicación masivos.
Ahora que la sensibilidad uruguaya parece
exacerbada por el asesinato de menores de edad, parece oportuno recomendar estos
testimonios que abarcan “El sistema de control y represión”, “Sexo y abuso”, “Mujeres”,
“Drogas”, “Tatuajes”, “Las tribus”, “Robo – Ganar”, “Armas – Violencia” y un
desgarrador “Diario de un internado”. Pero hay que tener un poquito de inteligencia
emocional. El malo de la película no siempre es un individuo perverso. El
sistema social también ha sido pedófilo y criminal con estos menores Engarronados.
* * *
BYUNG – CHUL HAN, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder.
Colección Pensamiento Herder. Dirigida por Manuel Cruz. Barcelona, 2014. 127
páginas. Traducción de Alfredo Bergés.
Habrá que estar atentos ante este
coreano nacido en Seúl en 1959. Claro que la variedad de temas que ha venido
abordando lo hacen parecer una especie de Fernando Savater oriental. Basta
observar algunos de sus breviarios publicados en español: La
sociedad del cansancio, La sociedad
de la transparencia, La agonía del Eros o La filosofía del budismo zen. Advierto que respecto del pensador
vasco, su estilo es más de ceño fruncido, propio de textos académicos, carentes
de la amabilidad periodística.
Byung-Chul Han se doctoró en la
Universidad de Friburgo con una tesis sobre Martin Heidegger y hoy es profesor
de Filosofía y Estudios Culturales en la Universidad de las Artes de Berlín.
La tesis no es nueva pero está bien
argumentada: la psicopolítica del
sistema de dominación hoy apela también al smart
power, la seducción, para que las personas se sometan a sí mismas sin
necesidad de que se las oprima. Además de apelar a Foucault y a Deleuze, alternando
con reflexiones sobre Big Data o “la
ludificación”, es muy iluminador el epígrafe de Jenny Holzer: “Protégeme de lo
que quiero”.
* * *
LA CEGUERA DEL PODER
Pablo Valle
Wall Street,
de Oliver Stone (1987) tuvo la intención en su origen, de ser una crítica a la
creciente avaricia de los años 80. De mostrar un juego inescrupuloso y sin otra
regla que la de hacer dinero. Pero fue tomada como una celebración de la
codicia desenfrenada y sin límites.
El tiempo del laissez faire había llegado para quedarse. Una época siniestra
comenzaba, donde al servicio de un sistema proclive a los intereses de una
élite, las clases medias y bajas empezaron a sufrir las consecuencias de un
modelo económico sin control ni regulaciones, que pretendía arroparlos, cuando
lo que en verdad hacia era dejarlos poco a poco a la intemperie.
En Too Big to fail, de Curtis Hanson (2011), se demuestra como en la
debacle del 2008, en el pico de esta corriente desbocada de egoísmo y ambición,
el gobierno salió a cubrir a los bancos. Pero en esa muestra inusitada de
intervencionismo estatal (porque en ésa ocasión si les servía que el Estado
tomara parte), las enormes pérdidas, como siempre, fueron a padecerlas los más
débiles.
Millones sufrieron las pérdidas de
su casa o empleo, mientras los especuladores responsables de este
derrumbamiento de la economía global, no sufrieron las consecuencias de sus
crímenes, pues ni uno sólo fue a prisión, ni tampoco se les puso condiciones en
su salvataje, para que repararan aunque fuera en una parte, los enormes daños
causados por su dolosa acción, como el genial documental Inside Job, de Charles Ferguson (2010), evidencia con claridad.
En la continuación del también
gran documental An Inconvenient Truth (2006) de Al Gore, diez años después de la
primera, An Inconvenient Secuel: Truth to
Power (2017), se muestra a las claras como deben enfrentarse las
organizaciones por la lucha por detener el cambio climático, contra fuerzas
poderosas que hacen valer su influencia para impedir cambios en las formas de
producción económica más dañinas para la Naturaleza, empezando por negar que
exista tal desequilibrio, y ejerciendo la presión de sus lobbies para que sigan
siendo sus falsas concepciones las predominantes en el escenario internacional.
Hay un modus operandi de un ínfimo sector dominante que defiende a
ultranza un status quo, donde las
cosas se hacen de una manera, o no se hacen, a pesar de lo irracional y
enfermizo que sea continuar haciéndolas así. Pues serán trágicas las
implicaciones que traerá aparejado su prosecución, como pretenden los que
siguen rechazando las consecuencias de sus actos de maldad ignorante.
Ciegos de vanidad y sordos a las
declamaciones por la sensatez en el manejo de los preciados recursos que el
planeta generosamente nos brinda, su accionar no hace más que demostrar la
forma más pueril de corrupción por el dominio del poder.
Pero otra forma de administración de
esos valiosos bienes debe emerger, otro perfil de conducción debe nacer, para
que otra realidad, afín a un camino virtuoso, se empiece a dibujar en el
horizonte.
* * *
NOTA. En relación con el informe central de esta edición de Filosofismas, consignemos que una estudiante de los "encuentros ciné-filos" de la Asociación Civil Africanía, cuando se le preguntó qué elementos preservaría y cuáles modificaría de ese taller anual, nos hizo llegar esta constructiva respuesta:
"Una de las cosas que mantendría son,
sin duda, las temáticas abordadas (el reconocimiento, la teoría de la
argumentación, la agenda setting, el poder, etc.) que nos permiten conocer más
el sentir y actuar del ser humano, en tanto ser individual y ser social.
"Particularmente, me enriquecieron
mucho, y me permiten ahora comprender, detectar y/o explicar ciertos
comportamientos humanos, identificar situaciones a las que debemos estar
atentos, además de interpelarnos como individuos y como sociedad con el fin de
mejorar, denunciar hechos y lograr cambios, cada uno aportando desde su lugar.
"Una cosa que incorporaría, sería
alguna/s clase/s donde veamos alguna obrita con actitudes/iniciativas positivas
que refuercen por qué, a pesar de todo lo demás, debemos tener fe en la humanidad.
"Es
que, con todo lo que sucede, ¡es difícil mantener la fe en la humanidad! Creo
que a medida que uno crece se va perdiendo, y éstos pueden ser caminos para
reencontrarla (¡o al menos intentarlo!)."